En Estados Unidos, el Senado de Texas decidió aprobar unánimemente una propuesta que pone fin a las demandas en contra de médicos por “nacimiento injusto”.
El Comité Senatorial de Asuntos Estatales acabaría así con los juicios en los que los padres de familia pueden acusar a galenos por presuntamente ocultarles información relevante, ya sea por negligencia o intencionalmente, para optar por la interrupción del embarazo en caso de malformaciones o discapacidad en el bebé.
El Senador Brandon Creighton, autor de esta propuesta, consideró que las leyes de negligencia profesional están diseñadas para respetar el aborto, de modo que eliminar el “nacimiento injusto” como causa de acción legal en contra de los facultativos no alteraría el desempeño responsable de su trabajo.
Sin embargo, opositores a la medida argumentan que anular la mencionada causa llevaría a médicos opositores al aborto a retener información sobre anormalidades fetales.
Texas fue el primer estado de la Unión Americana en fijar el “nacimiento injustificado” como estándar para ir a la Corte, pues en 1975 una mujer demandó a su médico por no advertirle sobre las posibles consecuencias que un cuadro de rubéola sufrido por ella podría tener en su hijo, quien nació con complicaciones que requirieron de cirugías y tratamientos costosos, por tanto, de haber conocido las posibles complicaciones, aseguró que habría optado por interrumpir el embarazo.
Con esta propuesta los padres ya no podrán demandar a los médicos por daños con base en el alto costo de criar un niño con discapacidades, si bien Creighton aclaró que no se está autorizando a los galenos a “elegir qué información dan a sus pacientes con base en sus opiniones personales”.
Para este Senador, “no existe el nacimiento injusto”, pues considera que niños con discapacidad deben tener los mismos derechos que cualquier otro individuo, ya que “sus vidas son tan valiosas como la de cualquiera”.
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