Sin duda, el médico es el profesional que más conoce sobre enfermedades del cuerpo humano, no obstante, hay casos en los que convendría dar un voto de confianza al paciente cuando insiste en que las cosas no marchan como el galeno supone.
Dicho lo anterior, cuéntanos: si te encuentras a un paciente con evidente sobrepeso quejándose porque “algo anda mal”, ¿qué le respondes?
Cualquiera pensaría que el malestar se origina en su obesidad, tal como determinaron los médicos que consultó Roger Logan de 57 años de edad. No obstante, él y su esposa Kitty continuaron buscando a un facultativo que estuviera dispuesto a creer que había algo más que el sobrepeso alterando su vida.
El hombre de Mississippi, Estados Unidos, pasó años visitando a médicos porque su enorme vientre le impedía, incluso, juntar los pies, hasta que limitó su vida a la postración en un sillón, y aunque finalmente los médicos hallaron la respuesta a su deteriorado estado físico, la noticia que recibió no fue alentadora: se trataba de un tumor de 59 kilogramos cuya extirpación representaba 50 por ciento de posibilidades de que no sobreviviera.
Pese a las reducidas probabilidades de salir con vida de la operación, Logan optó por la intervención en el Hospital Memorial Bakersfield, la cual se llevó a cabo el pasado 31 de enero para remover el tumor gigante que, al parecer, se originó debido a un vello encarnado en el abdomen, el cual se infectó.
El tumor, el cual se formó en su bajo abdomen hace más de una década, probablemente comenzó como un vello encarnado que se infectó, inflamó y desarrolló su propio suministro sanguíneo”, señaló el doctor Vipul Dev, cirujano encargado de realizar la operación.
Aunque Logan aún deberá permaneces hospitalizado otra semana antes de ser dado de alta, espera poder reanudar su vida y olvidarse del sillón donde estuvo prácticamente aislado del mundo.