La neuroprótesis es un campo de la ingeniería biomédica que trabaja en coordinación con la neurociencia y que tiene que ver con el desarrollo de dispositivos electrónicos con la capacidad de interactuar con el cerebro humano para sustituir alguna función motora, sensorial o cognitiva que resultó dañada por lesiones o enfermedad.
El lenguaje cerebro-computadora es uno de los temas más fascinantes de los últimos tiempos y que, sin lugar a dudas, se encuentra sobre la mesa de investigación de muchas empresas que han trabajado en el desarrollo de la inteligencia artificial para la fabricación de sus prótesis humanas.
De acuerdo con el artículo Brain interface applied in Neurology publicado por la revista especializada Nanalyze el pasado 26 de enero, la interacción del cerebro con cualquier dispositivo requiere de dos aspectos fundamentales:
- El mapa del cerebro; es decir, los patrones predecibles o la frecuencia que indica la actividad cerebral; y,
- El procesamiento de las señales cuando la interfaz cerebral capta el impulso o interpreta la actividad del cerebro.
La comprensión entre patrones y procesamiento es la tarea que para empresas como Myomo y Kernel, ha significado horas de investigación, con resultados alejados de esa realidad.
No obstante, para la consultora Allied Market Research, el campo de las neuroprótesis a pesar de la distancia de la interfaz, generará ganancias de hasta 14 mil millones de dólares para el año 2020.
Razón por la que el aprendizaje de este lenguaje es fundamental para estos y todos los laboratorios que pretendan incursionar en la robótica sensorial. La capacidad de hacer funcionar una computadora a partir del mero pensamiento es territorio territorio virgen. La interfaz, en consecuencia, continúa siendo la clave.