La negligencia médica o mala praxis suele ocurrir cuando un profesional de la salud o una institución incurren en acciones que pueden ser vistas como falta de profesionalismo y que derivan en el perjuicio de un paciente, causando daños que podrían haber sido evitados y que les apartan de los estándares médicos exigibles (por acción u omisión). Sin embargo, la negligencia no es el único tipo de violencia que se puede ejercer hacia un paciente.
Sobra decir que incurrir en acciones que puedan ser consideradas como violencia médica es algo que los profesionales de la salud deben de evitar a toda costa, pues además de los problemas legales que pueden derivarse de la misma, también dañará irremediablemente la relación médico-paciente y acarreará problemas de estrés tanto en el médico como en el paciente.
A continuación hacemos un recuento de algunas de las acciones y circunstancias en las que se debe poner especial atención, pues muchos médicos suelen incurrir en ellas de forma inconsciente y pueden ser consideradas como violencia médica.
Cuidar la intimidad y pudor del paciente
Todo paciente es plenamente consciente de la necesidad de manifestar su desnudez en virtud de un examen físico, esto con el objetivo de alcanzar un diagnóstico y tratamiento adecuados; sin embargo, muchos médicos transitan por el consultorio sin tener en cuenta la intimidad del paciente, ingresando sin anunciarse justo cuando el paciente está despojándose de su ropa, esto sin mencionar los repentinos accesos de asistentes médico u otros colegas.
Recuerda que la ética médica durante el examen físico hace alusión a:
- Mantener y cuidar la privacidad del paciente.
- Mantener el respeto al pudor.
- Explicar previamente todos los procederes para disminuir ansiedades y tensiones y lograr una mayor cooperación.
- Hacerse acompañar cuando examine zonas de mayor pudor a pacientes del sexo opuesto, sobre todo en los jóvenes.
Justificar la exploración en la parte del cuerpo a examinar (durante la exploración)
Esta es una de las acciones a las que se le debe de poner mayor atención y debe de ser sumamente cuidada, pues este tipo de exploraciones son los que más fácilmente se prestan a malas interpretaciones por parte de los pacientes, como el acoso sexual, acusación que puede derivar en temas legales y dañar la reputación de cualquier profesional de la salud.
Interrupciones durante la consulta
Toda interrupción tiende a generar cierto grado de incomodidad en la persona que es interrumpida, ésa es una ley universal y en una consulta sucede de la misma manera. Evita al máximo las interrupciones durante tus consultas, por ello es sumamente importante instruir a tu asistente médico para lo haga únicamente en casos de completa necesidad y/o urgencia médica.
No interferir en las decisiones personales del paciente para ciertos tratamientos médicos
Una queja muy común de los pacientes en la medicina gineco-obstétrica gira en torno a la imposición o regaño por parte del médico ante la elección de uno u otro método anticonceptivo. Como médico es fundamental respetar la libre elección de tus pacientes, siempre y cuando ésta se realice de manera informada y sin que tenga implicaciones negativas para su salud.
El paciente no se siente escuchado
La falta de tiempo durante la consulta, las interrupciones frecuentes o la dificultad para expresarse pueden generar en tu pacientes una sensación de frustración crónica que puede terminar por dañar la confianza hacia su médico y, por tanto, dificultar la alianza terapéutica.
Date la oportunidad de poner en práctica la escucha activa-asertiva, pues sin lugar a duda ella te ayudará a fortalecer la relación médico-paciente a futuro.
Llevar a cabo estas acciones te ayudará a entrar en sintonía con tus pacientes, además de mejor tu competencia emocional y tu capacidad de negociación durante la consulta. Recuerda siempre que la calidad de la atención médica es en conjunto con los derechos del pacientes, la humanización de la relación médico-paciente basada en la empatía y el respeto.