La Wolbachia es una bacteria que está presente en 4 de cada 10 especies de artrópodos y de algunos nematodos, pero un estudio basado en genómica comparada en el que participan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en España, y de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, ha revelado que además podría ser efectiva en la luchar contra los virus del zika, dengue y fiebre amarilla.
Los científicos que han ubicado su origen unos 200 millones de años atrás, han observado que su evolución se relaciona estrechamente con sus portadores, pues a veces actúa como parásito, por ejemplo en mariposas, escarabajos y moscas, y en otras ofrece beneficios, como ha ocurrido con las chinches (Cimex lectularius) que dependen de ella para sintetizar la vitamina B.
Dado que la Wolbachia es capaz de modificar el comportamiento de sus portadores, la bacteria podría resultar un aliado al enfrentar virus como el zika, señalan los investigadores.
Actualmente se han desarrollado pruebas para controlar poblaciones de mosquitos y en Australia la Universidad Monash ha encontrado que los infectados artificialmente con ella no transmiten los patógenos.
Scott O’Neill, profesor y decano en esta casa de estudios, explicó:
Wolbachia está muy extendida entre los insectos, pero no entre los vectores de enfermedades. Nos interesó si podía propagarse a otras especies, queríamos saber si algunas de esas propiedades podían acortar la vida de los insectos y manipular a los vectores. Lo interesante es que durante ese trabajo descubrimos sorpresivamente que al poner Wolbachia en un mosquito, ésta bloquea la capacidad del virus de crecer y si no puede crecer no puede ser transmitido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve la investigación de esta opción y aunque reconoce que no es una solución mágica al problema del zika, dengue y fiebre amarilla, espera que los programas pilotos en Brasil brinden resultados positivos.