La explosión ocurrida en el mercado de pirotecnia San Pablito, en Tultepec, Estado de México, ha dejado saldo de 33 personas muertas y decenas de heridos pero, además, puso a prueba la vocación de servicios de los estudiantes de medicina de la Universidad Mexiquense Bicentenario (UMB), cercana al lugar del incidente.
Testimonios de los futuros profesionales de la salud recabados por El Financiero señalan que la tragedia fue percibida de inmediato en la casa de estudios, ya que las instalaciones temblaban y acto seguido comenzaron a escucharse las detonaciones, de modo que se acercaron al tianguis para ver si podían ofrecer ayuda.
Olor a pólvora, humo asfixiante, nula visibilidad, gente en crisis, heridos y caos en general fue lo que encontraron.
Entrevistado por El Financiero, el estudiante de medicina nutricionista de la UMB, Alan Jesús Chávez, relató su experiencia, pues con tan sólo un semestre de la carrera el joven de 18 años de edad ayudó a trasladar cinco cuerpos calcinados, tres de ellos de niños, así como a siete heridos.
Aseguró que su principal objetivo era ayudar a las personas e incluso se olvidó de la posibilidad de que existiera una nueva explosión.
A dos días del accidente, familias completas han sido ingresadas en hospitales y otras decenas buscan a sus seres queridos con la esperanza de que sigan con vida.
Familiares de lesionados aseguran que el mercado de San Pablito tenía las medidas de seguridad dictadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), por lo que no se explican qué originó la explosión.
Con 300 locales y permisos de la Sedena, éste era considerado el mercado más grande y seguro de México en venta de juguetería pirotécnica, sin embargo, a raíz del accidente, más del 80 por ciento de los puestos fueron destruidos, informó José Manzur, secretario de Gobierno del Estado de México.