Seguro has escuchado decir que correr ayuda a despejar la mente y a desconectarse de los problemas.
Una investigación realizada en ratones sugiere que tal vez exista una base científica para esta afirmación, pues la actividad cerebral sí puede disminuir cuando se realiza una actividad simple y repetitiva.
Investigadores de la Universidad de Oxford señalan que estar despierto y dormido en realidad no son dos estados excluyentes y uniformes. Vladyslav Vyazovskly, líder de la investigación, menciona que la capacidad de reaccionar rápidamente a eventos inesperados, se deteriora conforme permanecemos despiertos más allá de nuestro horario habitual de ir a la cama.
No sabemos bien por qué, pero podría ser debido a que partes de nuestro cerebro se van a dormir sin previo aviso, incluso cuando en teoría, continuamos despiertos. El tiempo que necesitamos para dormir o permanecer despiertos depende en gran parte de nuestros genes, pero de acuerdo a la evidencia que hemos encontrado, ésta sugiere que nuestras funciones se ven afectadas por las actividades que realizamos mientras estamos despiertos. Tal vez el sueño no se inicia en todo el cerebro a la vez, sino en redes locales de neuronas que más utilizamos cuando estamos despiertos”, dijo el científico.
Los investigadores dirigidos bajo las órdenes de Vyazovskly decidieron probar esta teoría haciendo que ratones corrieran en una rueda bastantes kilómetros durante varias noches. Cuando los roedores corrían de esta manera, pasaban más tiempo despiertos, como si su necesidad de sueño se acumulase a un ritmo más lento. De esta forma, los científicos trataron de averiguar lo que ocurría en el cerebro de los ratones mientras corrían de forma espontánea.
Generalmente, cuando una persona, o en este caso, un roedor está desierto y activo, sus neuronas se activan rápidamente. Esta situación ocurre porque el cerebro debe estar pendiente de varias cosas: estar al pendiente del entorno, coordinar los movimientos y tomar decisiones de forma inmediata. Sorpresivamente, observamos que cuando los ratones corrían a alta velocidad, algunas de sus neuronas dejaron de trabajar por completo. También comprobamos que disminuyó la actividad general del cerebro responsable de las áreas motoras y sensoriales en al menos 30 por ciento. Esto da como resultado que, en general, el comportamiento físico activo y el movimiento intenso no requieran necesariamente un cerebro más activo”, dijo Vladyslav Vyazovskly en la revista Nature.