Finalmente, tras meses y meses de discusión, el pasado martes el Senado de la República aprobó el uso de la marihuana (y algunos de sus derivados) con fines terapéuticos. Si bien el hecho por si sólo implica la apertura de un nuevo horizonte para médicos y pacientes, aún existe un largo camino por recorrer antes de poder observar los resultados de esta histórica decisión.
No cabe duda que la aprobación del uso terapéutico de la marihuana (y su discusión en general) han despertado una gran polémica entre los grupos más conservadores de la sociedad; sin embargo, la realidad de las cosas es que la decisión tomada por los senadores va más allá de “legalizar” una “sustancia prohibida”, se trata de quitar la etiqueta de prohibido a una planta y verla simplemente por los beneficios médicos que puede aportar para la salud de decenas de miles de personas.
Evidentemente los detractores de su legalización serán quienes más pendientes se mantengan de los avances que se logren con la misma y también serán los primeros en señalar la falta de resultados. Por ello es importante también señalar que la aprobación por parte del Senado es apenas el primero de muchos pasos a seguir, siendo el próximo de ellos el diseño de políticas públicas que ayuden a regular su uso, tarea que estará a cargo de la Secretaría de Salud.
A nivel personal la legalización de la marihuana o cualquier otra droga no podría tenerme más sin cuidado, pues independientemente del status legal de las mismas la gente seguirá consumiéndolas (o no) según su gusto; sin embargo, cuando se involucra el ámbito médico creo que la postura debería ser mucho más permisiva. Es decir, mientras que en México apenas dimos el primer paso con la marihuana, en Estados Unidos ya se realizan pruebas clínicas con otro tipo de sustancias ilegales como el éxtasis o los hongos alucinógenos (ojo, dije pruebas, es decir no se encuentran legalizadas aún).
Con lo anterior no quiero decir que se les debiera permitir a los médicos recetar estupefacientes a diestra y siniestra, simplemente creo que la misma naturaleza del trabajo médico implica la búsqueda de alternativas poco convencionales, la cual debe siempre realizarse en consenso con el paciente y a sabiendas de los riesgos que implica el utilizar este tipo de sustancias.
A decir verdad, antes no podía sacarme de la mente el hecho de que este tipo de sustancias se encuentran prohibidas por alguna razón; sin embargo, luego me puse a pensar en el caso de Grace y todo cobró sentido. Es decir, no creo que la marihuana haya sido la primera idea que vino a la mente de los padres de la pequeña para poner fin a sus interminables ataques, más bien creo que “drogar” a su hija para mejorar su calidad de vida fue una de sus últimas opciones.
Enhorabuena por la decisión de los legisladores mexicanos, esperemos que gracias a ella, y con la debida asistencia médica, muchos mexicanos puedan mejorar su calidad de vida.