El 2016 no ha sido un año particularmente positivo para Johnson & Johnson, empresa que a lo largo del año ha perdido 3 demandas multimillonarios por efectos adversos derivados del uso de sus talcos para bebés y que ahora enfrenta una nueva demanda, en esta ocasión por los efectos adversos ocasionados por el uso de Risperdal, uno de sus fármacos.
Aunque desde 2006 el fármaco en cuestión cuenta con una advertencia de ginecomastia en su etiquetado, para ese entonces el Risperdal, utilizado en el tratamiento de algunas enfermedades mentales como trastorno bipolar, ya había afectado la vida de decenas de miles de personas alrededor del mundo, quienes nunca recibieron advertencia alguna sobre los efectos secundarios que éste podía ocasionar.
Tan sólo Jason Itkin, abogado, representa a 13 mil hombres que han emprendido acciones legales en contra de J&J luego de ver como sus glándulas mamarias se desarrollaron de forma irregular como consecuente del tratamiento con Risperdal al cual fueron sometidos, causando daños irreparables en sus vidas.
Si bien Johnson & Johnson ha señalado que Risperdal es “esencial en el tratamiento de aquellos afectados por enfermedades mentales” y cada médico decide cuál es el mejor tratamiento para cada uno de sus pacientes, es claro que para un adolescente de 13 ó 14 años el contar con pechos puede acarrear otros problemas de autoestima y/o acoso escolar.
Cabe señalar que la risperidona, sustancia activa del Risperdal, se encuentra dentro del listado básico de medicinas de la Organización Mundial de la Salud, lo cual podría aminorar en cierto grado la culpa de la compañía estadounidense.
En este punto es válido recordar que el consumo de cualquier fármaco siempre implicará un riesgo de posibles efectos secundarios, por ello siempre lo más recomendable será platicar con tus pacientes sobre los mismos y considerar el impacto que éstos, de presentarse, podrán tener en su vida futura.
De haber conocido los efectos secundarios del medicamento jamás lo hubiera consumido. En retrospectiva, me siento como un experimento”, señala Eddie Bible, uno de los afectados por el uso del fármaco de Johnson & Johnson.