A la muerte del exmandatario de Cuba, Fidel Castro, siguió una avalancha de pronunciamientos, hubo quien celebró “la muerte de un dictador”, otros lloraron el deceso de un héroe, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, y algunos más, como los médicos indígenas de la Asociación de Médicos Chiapanecos, lamentaron profundamente la pérdida de un “padre”.
En una misiva enviada a la embajada de Cuba en México, médicos tzeltales, tzotziles, choles y tojolabales que hicieron sus estudios profesionales en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de la isla, manifestaron su dolor por el fallecimiento de Castro, de quien dijeron ser “sus hijos”:
No podemos hablar de usted como in memoriam, porque vive con nosotros, está en nosotros, nos invade el dolor por no poder despedirlo en nuestro apreciado caimán. Fidel, le hablamos así, porque somos sus hijos chiapanecos que los tuviste en casa, ahora ya formados con el principal elemento de la libertad que es la educación.
Médicos generales y especialistas destacan que aprendieron a agradecer como el Comandante les enseñó, trabajando en la isla como médicos de familia y aplicando una medicina más social, humana y científica en cualquier parte del mundo, como en sus respectivas comunidades, por ello, también han colaborado con la brigada médica internacional Henrry Reeve (instituida en 2005 por Castro para cooperar en países que enfrentan desastres naturales) en Haití, a fin de ayudar a los más necesitados.
La Escuela Latinoamericana de Medicina, ubicada en La Habana, fue fundada en 1999 para apoyar a estudiantes latinoamericanos de escasos recursos que querían convertirse en médicos.
En 2001, con asesoría del gobierno de Chiapas, los primeros jóvenes indígenas empezaron a viajar para estudiar en Cuba, pero en 2007 regresaron, de modo que hoy suman unos 100 galenos (hombres y mujeres) que trabajan en los hospitales públicos de esta entidad del sureste mexicano, no obstante, aún muchos estudiantes mexicanos de origen indígena siguen preparándose en la ELAM, al igual que médicos en formación de otra 84 nacionalidades, incluso de Estados Unidos.
La carta continúa:
Tus hijos médicos indígenas, que cuando llegamos a nuestra Isla muchos no hablábamos bien español y nuestros padres son campesinos, caminamos descalzos muchos años para seguir nuestros sueños, y ahora somos médicos generales, médicos de familia, ginecólogos, cirujanos, anestesiólogos, neurocirujanos, profesores universitarios. Queremos hacer saber a Cuba, a México y al mundo que somos muchos los que te amamos y amamos al pueblo de Cuba.
Los médicos reconocen la labor educativa de Fidel Castro:
Gracias comandante por dar a los indígenas de Latinoamérica el aliento de esperanza y enseñar el camino de la emancipación. Nuestra religión sigue siendo la bioética, que no es más que la defensa de todo lo que tenga vida. Por supuesto, sin pedirle permiso a nadie.
Con visible dolor, concluyen:
Ya junatik, ta beel, muk’ úl tatik. (Seguiremos tu camino Gran Señor). Junuk a vo’on cha vay sbatel oil muk’ta chanubtasvanej (Descanse en paz gran maestro).
“¡Hasta Siempre Comandante Fidel…! ¡Hasta La Victoria Siempre…!”, firman los galenos mexicanos.
Imagen: Bigstock