Quizás a México no le caería nada mal hacer como Brasil, que ante los tiempos de crisis fiscal y la mengua de sus recursos se vale del voluntariado para llevar asistencia médica a los lugares más remotos de su territorio
El gigante sudamericano buscó establecer alianza con médicos de Expedicionarios de la Salud (EDS) para llevar asistencia sanitaria a los lugares más recónditos de la Amazonía y aliviar un poco la difícil situación en que viven comunidades de indios y pescadores.
Médicos dispuestos a adentrarse en los sitios más inhóspitos se congregan en esta organización sin fines de lucro con quien el gobierno brasileño ha reforzado su sociedad para llegar, por ejemplo, a la aldea de Içana, situada en la región del Alto del Río Negro, a 150 kilómetros de Sao Gabriel da Cachoeira, la ciudad más cercana de la cual se encuentra separada por una selva prácticamente inexplorada.
En declaraciones para la agencia de noticas EFE, Márcia Abdala, coordinadora de EDS, explicó que las personas a las que se suele atender son “indios que viven aislados y sólo tienen contacto con otras tribus”.
De hecho, relata la agencia, en esta comunidad se congregan habitantes de otras aldeas en busca de atención médica, por ello, en las dos semanas que dura la expedición, 70 médicos de EDS atienden a unas 800 personas a quienes también se les brinda servicio de cirugía ambulatoria, en su mayoría, por hernias y cataratas.
Al respecto, Almerinda Ramos, directora de la Federación de Organizaciones Indígenas del Alto Río Negro, reconoce la labor de estos galenos, pero espera que “se acabe la histórica omisión del poder público frente a las poblaciones amazónicas”.
Aunque en México el contexto es distinto, también podríamos desear que se acabe la marginación para los grupos indígenas que, entre otros tantos aspectos, carecen de atención médica básica en los más distintos y recónditos espacios del país.
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