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    Construyendo la reciprocidad paciente-médico

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    Tal y como lo leyó, no es médico-paciente. Así como el mundo cambia, habrá de considerar que las relaciones también lo hacen y ésta es una opinión de cómo deben de estar preparados el paciente y el médico ante el cambio.

    El tener el diagnóstico de una enfermedad severa es una prueba que cambia muchos aspectos en la vida de una persona, incluyendo (en algunos) la relación que sostienen con su médico. Mientras que algunos desarrollan una actitud positiva de su salud y bienestar, procurando cooperar cuando se dan cuenta del diagnóstico; otros no cooperan, se complican al tomar una decisión, determinando, qué, cuándo, cómo y si desea o no iniciar el tratamiento.

    Paciente

    Comparta con el médico su punto de vista

    Exponga su punto de vista, dígale a su médico qué está funcionando o qué no lo está haciendo (para usted). Sea honesto acerca del padecimiento y de lo que es verdaderamente imporante para usted, además de referirle si desea utilizar algún otro tipo de tratamiento. Explíquele por qué está considerando esa decisión y escuche la opinión de su médico. Aunque algunos médicos no aprueben estudios o medicamentos sin una aprobación oficial, otros están dispuestos a apoyar y colaborar con aquellos pacientes que han expresado claramente sus ideas y pensado detenidamente sus decisiones.

    Ya sea que llegue o no a un acuerdo sobre el uso de un tratamiento en particular, es importante asegurar con su médico la supervisión adecuada por medio de chequeos y exámenes de laboratorio. Pero deberá acceder a tener en cuenta cualquier señal de advertencia que se genere a raíz del proceso de supervisión.

    Al solicitar un tratamiento, lo que mejor resultado le puede producir es solicitarlo de manera amistosa y firme. Si el médico se opone a dársela, usted tiene el derecho de saber por qué en palabras sencillas y claras.

    Favorezca su estilo de relación

    Elija un estilo de relación que desee llevar y coméntela con su médico. Cada persona tiene su estilo de comunicación con su o sus médicos, que no necesariamente será el mismo y podrá cambiar según el momento o la enfermedad. En la relación tradicional médico-paciente, el médico dirige y el paciente sigue. Puede optar por ella ya que se siente seguro y bien cuidado.

    Otros verán la relación médico-paciente más como una colaboración en la que tanto ambos participan en la toma de decisiones y finalmente algunos prefieren tomar ellos mismos las decisiones y utilizar al médico como asesor. Este estilo de relación requiere de una gran diplomacia de ambas partes, ya que muchos médicos aún no se acostumbran a desempeñar el papel de asesores.

    Estos son estilos de relación y por ello ninguno es correcto o incorrecto, se trata de una nueva concepción que conlleva distintas exigencias sobre la relación médico-paciente o paciente-médico. Es importante que usted le haga saber a su médico cuál es el estilo que usted prefiere. Ya que de las principales medidas que se deben adoptar es la participación activa del paciente en las decisiones acerca de su atención médica y el tratamiento a recibir. Implicando que el médico y paciente deben aprender a trabajar en conjunto, aprendiendo a comunicarse de manera respetuosa y considerada.

    Busque toda la información disponible

    El acceso a la información caracteriza al mundo actual. Mientras más enterado esté antes de una cita médica, mayor beneficio podrá obtener de ella (busque páginas de información médica de calidad… evite Wikipedia y Facebook). Obtener información por sus propios medios no debe ser difícil ni abrumador. De hecho, este proceso educativo puede hacerse desde su propio hogar. Existiendo varios sitios de Internet, líneas telefónicas de ayuda ó organizaciones.

    El estar enterado de la enfermedad le permitirá sentir confianza y estará más capacitado para hacer preguntas durante la cita médica. No puede aprender todo de una sola vez, así que concéntrese en la información más relevante para usted en este momento. Solo considere que el auto-aprendizaje es muy bueno, este no debe ser un sustituto de la información de su médico. SI lo considera pertinente puede llevar con usted cualquier tipo de literatura que desee discutir durante su cita médica. Esto le permite a su galeno enterarse de sus fuentes de información y cómo evaluarlas.

    Citas

    Vaya preparado a sus citas. Usted y el médico se benefician de una cita bien planificada. Escriba las preguntas a realizar e inicie con ellas, para que sean respondidas dentro de la duración de la misma. Considere y anote los síntomas que tenga además de los posibles efectos secundarios que vaya sintiendo, siempre lleve en una lista los medicamentos que toma (incluyendo las terapias complementarias), si hay dosis omitidas. El tiempo de la consulta es limitado, utilícelo a su favor para los asuntos de mayor importancia. Espere hasta el final para hacer sus preguntas que le hayan surgido, ya que podría no haber tiempo para contestarlas todas.

    Emociones

    Las citas médicas no dejan de estar exentas de ellas, somos seres humanos y los médicos también. Considere que les ha tocado atender a muchos pacientes y con ello presenciar mucho sufrimiento de ellos. Si usted está aprensivo no puede culpar al médico por tratar de utilizar un tratamiento amable con “guantes de seda”, hacia usted, evitando mencionar las implicaciones más difíciles, de su padecimiento. Por ello si usted prefiere que sea directo dígaselo a su médico, pero no espere que le sirva de terapeuta si las noticias no son lo que esperaba, por lo que también elige el camino que requiere de una mayor fortaleza interna. Por ello en su caso, es limitado el apoyo emocional que el médico le podría ofrecer en el corto tiempo que dura una cita médica. Considere de antemano o posterior a la cita utilizar otros recursos de apoyo emocional.

    Médico

    Ya hablamos del paciente y lo que puede hacer, ahora vamos a hablar desde el punto de vista del médico para procurar que la relación sea de mayor cooperación. Estas sugerencias tienen como fin ayudar al cambio con aquellos pacientes a quienes sus expectativas han cambiado, pues a pesar de la dedicación que tienen por su trabajo la mayoría de los médicos, no todos están preparados para los cambios que estamos enfrentando.

    Apoye a sus pacientes en su propia salud

    Como médico una de sus metas es procurar el interés del paciente en su propio tratamiento. Ello permite que el paciente y familiares le auxilien en el tratamiento, mejorando la opinión y el estado de salud del paciente. Los pacientes suelen estar dispuestos a seguir las recomendaciones del médico si ellos están dispuestos a supervisar el tratamiento del paciente.

    Es un hecho que supervisar el tratamiento es aceptar que el paciente está consciente de su salud y que puede aceptar algunos tratamientos; sin embargo, en otras ocasiones será el medico quien con su trato convencerá al paciente de aceptar nuevos tratamientos. Como ejemplo un médico no le debe negar la atención a un paciente involucrado en el uso o el abuso de drogas, de tal forma de que no existen bases para negar la supervisión de un medicamento que se tome con la intención de sanar, aun si no es prescito por él, no obstante es el médico quien debe de convencer al paciente de que tome el tratamiento adecuado.

    Cuide sus respuestas

    Reconozca que las preguntas y cuestionamientos de sus pacientes son aquellas que le aquejan, por lo que debe de considerar como responde y que sus respuestas sean flexibles. La expectativa de que el paciente siga las órdenes pasivamente, es un evento que simplemente no funciona para todo el mundo, especialmente cuando usted no tiene respuestas definitivas para la evolución de sus pacientes o más aún si desconoce su evolución.

    Son nuevos tiempos el proceso está cambiando, incluyendo la manera como los pacientes se relacionan con sus médicos. Esta nueva actitud de los pacientes y su mayor grado de conocimiento no va a desaparecer de la noche a la mañana… de hecho no va a desaparecer, por lo que será necesario adaptarse a esta situación, los médicos deben adaptarse de cómo quiere ser tratada cada persona, particularmente con respecto al grado y la forma de colaboración que desean obtener del paciente durante el proceso de tratamiento.

    Nuevas explicaciones

    Esté preparado para explicar los diferentes aspectos de cada uno de los problemas médicos que confrontan los pacientes y no se sienta mal si el paciente le pregunta otras opciones diferentes a las que usted indica. Los médicos siempre han sabido que existen dos o más puntos de vista para la mayoría de los problemas. En el pasado, después de hacer su propia síntesis de las ventajas y desventajas, los médicos procedían a recomendar su solución preferida para sus pacientes. Hoy varios pacientes adoptan un papel preponderante en el proceso de la toma de decisiones sobre su salud. Obviamente, este empoderamiento no le da la razón al paciente. Los médicos deben ayudar a sugerir a los pacientes tratamientos que tengan lógica, mediante argumentos bien formulados, que requieran un razonamiento útil, que permitan la información compartida, que procure el respeto y paciencia por parte de ambos, logrando una mejor toma de decisiones que sean mutuamente satisfactorias.

    Responda médicamente

    Si el paciente desea y en no pocas veces inicia con un tratamiento alternativo, en el caso que esté determinado a hacerlo, el médico no podrá hacer nada para impedirlo. Bajo esa idea lo peor es negarse a supervisarlo, ya que disminuye la confianza del paciente y puede aumentar el riesgo de un posible daño. Su opción es responder de una manera documentada médicamente a las incertidumbres de un tratamiento que no ha sido aprobado o a una estrategia de tratamiento alternativo. Quizás ello implique visitas más frecuentes, pruebas de diagnóstico adicionales y una lectura más cuidadosa de los indicadores de las pruebas de laboratorio. Con el secundario aumento en los costos a pagar por el paciente, lo que podría servir de argumento para que lo analice antes de que inicie o prosiga con el tratamiento.

    No condicione al paciente

    No obligue a su paciente para seguir un tratamiento antes de que esté listo para asumir el compromiso de Iniciarlo, ya que va a cambiar muchas cosas en la vida del paciente. Por ejemplo, tomar pastillas varias veces al día es un recordatorio permanente de la enfermedad, o aplicarse inyecciones de insulina si es diabético. Indicar que está enfermo para algunos es un problema, porque el paciente podría no estar dispuesto seguir un tratamiento que deba tomarse en horas laborales o por el temor que se enteren sus compañeros.

    En caso de discrepancias

    No se debe de convertir lo anterior en una lucha campal de uno contra el otro, se debe buscar la manera de satisfacer las mutuas necesidades e inquietudes. Ambos deben empezar por reconocer el objetivo común es la atención adecuada del paciente, con calidad, manteniéndolo vivo y conservar su salud.

    Cuando los pacientes tienen mucha información, casi igual a la de los médicos acerca de un tratamiento en particular, cada uno podría llegar a distintas conclusiones basado en datos similares. Esto representa un desafío para ambas partes.

    Qué hacer en caso de desacuerdos a pesar de que haya una relación de cooperación. Cuando se agudiza la enfermedad no habrá mucho que discutir será el conocimiento médico el que determine la acción a realizar, ya que conoce mejor el curso de tratamiento y evolución de la enfermedad. Si la enfermedad está estable, puede haber ciertas excepciones permitiendo al paciente aportar sus conocimientos. En otras ocasiones cuando los procedimientos burocráticos pueden poner en peligro la calidad de la atención médica, se deberá buscar una segunda opinión médica.

    En ciertas enfermedades de curso terminal (Cáncer, VIH, sepsis severa A veces, un médico podría sentir que al recomendar la suspensión de un tratamiento está practicando cabalmente la medicina, mientras que su paciente o familiares podrían sentir que se le está pidiendo que deje un tratamiento que considera esencial para su salud o su supervivencia y con ello exacerbar el fin. En este caso, ambos deben esforzarse por escuchar y entender el punto de vista del otro. Algunas veces es posible encontrar nuevas alternativas que ninguna de las partes había considerado antes de iniciar la discusión.

    Punto de vista del paciente

    ¿Qué hacer para que usted se sienta más cómodo con lo que estoy haciendo?, ¿una supervisión más estrecha?, ¿revalorarme en uno o dos meses?, ¿una mayor revisión de la información disponible?, ¿discutirlo con otros médicos?, ¿firmar una algún documento liberándolo a usted de cualquier responsabilidad civil?

    Punto de vista del médico

    ¿Qué puedo hacer para ayudarle a entender mejor los riesgos y las razón por la cual me preocupa lo que usted está haciendo o dejando de hacer?, ¿ya considero otras opciones?, ¿podría usted esperar un tiempo considerar lo que le indique?, ¿busque una segunda opinión?

    Aunque este tipo de diálogo es muy productivo, no va a solucionar todos los obstáculos. Los pacientes no pueden esperar que sus médicos los apoyen de corazón en el uso de remedios para los que no existen evidencias de ningún tipo que respalden su uso. Tampoco, pueden esperar de manera realista que los médicos le den la misma credibilidad a estrategias caseras, que a las terapias que han sido probadas. Igualmente, los médicos no pueden creer de manera realista que los pacientes “esperen y mejoren” indefinidamente mientras que prosigue la sintomatología por la que fue a consultarlo.

    Conclusiones

    • La simple confrontación sobre conclusiones opuestas es improductiva para ambos.
    • Ambas partes deben tomarse el tiempo para entender completamente las creencias del otro, así como los razonamientos que les dan origen.
    • La opción de cambio de médico debe ser el último recurso.
    • En muchos casos, es posible mantener la relación aunque se esté en desacuerdo, comunicándose las diferencias.

    Por último, cada uno de nosotros debe encontrar la combinación ideal

    Paciente + médico + estrategia = Cooperación y bienestar del paciente.

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