Como bien sabes, existen un sinfín de factores que determinan la salud de tus pacientes, los factores genéticos, el medio ambiente o su ocupación, entre muchos otros. Ahora los científicos han descubierto que el estatus social de una persona también influye en su estado de salud, pues dependiendo de éste su sistema inmune se comportará de una u otra manera.
De acuerdo con un reciente estudio llevado a cabo en la Universidad de Duke, el simple hecho de mantener el estatus social más bajo dentro de un grupo puede afectar el cuerpo de formas que dañen la salud del individuo, incrementando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades mentales, entre otros problemas.
Para alcanzar dichas conclusiones, las cuales han sido publicadas en Science, el grupo de investigadores observó a 45 monos rhesus, a los cuales separaron en 9 grupos de 5 individuos y analizaron basados únicamente en la posición que ocupaban dentro del grupo.
Según lo observado por los científicos, generalmente el último mono en ser integrado al grupo era ubicado en el último escalafón de la sociedad, situación que terminaba por provocarle “estrés crónico”, pues no sólo era tomado en cuenta en menor medida, sino que también era sometido a una mayor grado de acoso por el resto de los miembros del grupo.
Tras analizar la sangre de cada uno de los individuos, los investigadores descubrieron que existían más de mil 600 diferencias en la actividad genética de los monos ubicados en la cima y el fondo de la cadena, específicamente en aquellos genes que se encargan del sistema inmune, situación que puede dejar al cuerpo vulnerable para la entrada de otras enfermedades.
Asimismo el estudio demostró que la condición de estos individuos podía mejorar, o empeorar, si se alteraba el orden social del grupo.
Si bien la organización social en el caso de la raza humana es mucho más compleja, los investigadores sugieren que un escenario similar puede presentarse entre las personas, aunque nunca podrá ser comprobado a través de un experimento. De cualquier modo, ya cuentas con otro factor que podría ayudarte a comprender mejor la respuesta de tu paciente hacia ciertas enfermedades o algún tratamiento en particular.