En toda América Latina estamos acostumbrados a ver al médico investigador como un gran profesionista, honorable, con grandes aportaciones, conferencista, profesor, autor de publicaciones, etc. Sin embargo, también lo percibimos como una persona poco emprendedora y lo conceptualizamos como un simple colaborador asalariado de alguna institución universitaria pública o bien, como distinguido empleado de alguna corporación farmacéutica trasnacional.
Para quienes creíamos que esta forma de trabajar no se encuentra acompañada de estabilidad financiera, permítanme decir que vivíamos en un gran error, pues hoy día este paradigma de vida médica, de investigación y de carrera académica mezclada con una economía-país de primer mundo nos ha dado como resultado a un hombre con gran influencia y liderazgo económico a nivel mundial.
Me refiero al médico más rico del planeta, Patrick Soon Shiong, nacido en Sudáfrica dentro del seno de una familia de origen chino y quien actualmente reside en Los Ángeles, California. Su fortuna tiene un valor estimado de 12 mil 200 millones de dólares (244 mil millones de pesos aproximadamente), misma que ha amasado gracias a su propio esfuerzo dentro del ámbito científico.
Entre las muchas distinciones con las que cuenta el doctor Soon se encuentra ser el primer cirujano en implantar un páncreas en el año de 1987. Por si fuera poco el doctor Soon es académico y profesor de la UCLA en las materias de inmunología, microbiología, genética molecular y bioingeniería.
En cuanto a su éxito financiero, éste se debe a que es el propietario de más de 114 patentes de medicamentos destinados al combate de la diabetes, así como diversos tipos de cáncer, moléculas que ha descubierto gracias a su extensiva y exhaustiva labor dentro del área de la investigación.
Por si fuera poco también es un ávido filántropo y empresario deportivo, con participación dentro de los Lakers de Los Ángeles.
Si bien el doctor Patrick Soon Shiong es el médico más adinerado sobre el planeta (además del hombre más rico de Los Ángeles), su fortuna es “apenas” la número 96 dentro del listado de la revista Forbes.
Si algo debemos de aprender del doctor Soon, es que el campo de la investigación y el desarrollo de tecnologías para la salud son sumamente bien retribuidos siempre y cuando se sepan capitalizar y armar proyectos sustentables con los entes correctos (socios o empresas idóneas), en el momento preciso y bajo las mejores circunstancias.
Desafortunadamente en Latinoamérica no contamos con una verdadera cultura de investigación para la salud. Ojalá y la historia del doctor Soon nos inspire para tener cada vez más médicos mexicanos que se dediquen a la investigación y que las facultades de medicina de todo el país comiencen a implementar la materia de Investigación Médica Empresarial, pues esto indudablemente ayudaría a realizar un cambio positivo y disruptivo en la cultura de los futuros médicos emprendedores.