La reunión extraordinaria de la ONU del 2015 sacó a colación el tema de los residuos generados por hospitales en todo el mundo. Esta conversación fue el punto de partida para comenzar a diseñar hospitales sostenibles. Es decir, centros médicos que generen menos contaminación y dejen una huella de carbono menor.
Algunos países adoptaron un conjunto de objetivos globales con el fin de proteger los recursos del planeta. A este grupo de acciones se les denominó Objetivos del Desarrollo Sostenible, un plan a 15 años con 17 objetivos para la protección de las personas y de nuestro planeta.
En este contexto, la urgencia de afrontar la emergencia climática que vivimos en la actualidad ha impulsado la creación de un estilo de vida sostenible, lo que incluye el ámbito asistencial. Un hospital sostenible es aquel que lleva a cabo diferentes acciones para optimizar los recursos generando, el menor impacto ambiental. Estos funcionan a partir de 3 enfoques diferentes:
Construcción sostenible
El principal objetivo es crear edificaciones con materiales ecológicos, tecnología ecológica y cuyo diseño permita el uso eficiente de recursos. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el 70 % del consumo energético y de las emisiones de CO2, proviene de zonas urbanas densamente pobladas, con edificaciones climáticamente ineficientes.
Mejores prácticas médicas
En principio, esto implica practicar medidas preventivas en vez de curativas. Sin embargo, aunque se lograse una disminución en la afluencia de pacientes a centros de salud por condiciones prevenibles, sigue siendo indispensable disminuir y erradicar las prácticas médicas contaminantes que llevamos a cabo diariamente.
Todos los integrantes del equipo de salud deben hacer uso racional y eficiente de los recursos hidrológicos y energéticos. Además, se debe optimizar la gestión de residuos y productos químicos. Por ejemplo, prácticas como el uso de mercurio, pueden y deben prohibirse en instituciones de salud.
Biotecnología ecológica
Las toneladas de desechos que generan los servicios sanitarios son incontables, dado que el 95% de los insumos médicos son descartables, es absolutamente indispensable la creación de productos de salud menos contaminantes. Una excelente muestra de cómo podría lograrse esta práctica es el proyecto “Ecoblist”, cuya propuesta sobre el desarrollo de blísteres farmacéuticos a partir de un polímero biodegradable a base de almidón de yuca, le valió a sus creadores un financiamiento de $3.000USD, por parte del PNUMA.
Hospitales sostenibles
Queda claro que, la creación de hospitales sostenibles implica un trabajo multidisciplinario. La meta es conseguir la eficiencia climática, sin desmejorar la atención asistencial de los pacientes. Por ello, en el año 2011, la ONG Salud sin Daño creó la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables en América Latina.
Este grupo tiene el objetivo de promover una mayor sostenibilidad en el sector asistencial, a través de una Agenda Global de acciones coordinadas y mantenidas en el tiempo.
Por el momento, sólo 22 establecimientos de salud participan en el programa, siendo el Complejo Hospitalario Alejandro Man de Guayaquil, el único establecimiento ecuatoriano que sigue una agenda sostenible verificada. Desde el 2012, han instalado 108 paneles fotovoltaicos con capacidad instalada de 1200 w/h para disminuir el consumo de diesel e instalaron medidores ultrasónicos para detectar la fuga del gas.
Además, han implementado el uso de autoclaves a vapor para la desactivación de desechos biológicos, con lo que han logrado reducir los residuos de 238,000 Kg a 96,000 Kg en sólo 5 años. Un claro ejemplo de cómo pequeñas modificaciones pueden generar grandes cambios.
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