El juego es una actividad natural y común para todos los animales superiores. Constituye una herramienta con la que los cachorros practican, de manera segura, habilidades básicas de supervivencia. Los cachorros juegan a pelear y cazar, por ejemplo.
En los seres humanos, el juego tiene una connotación aún más profunda. El juego no sólo contribuye al desarrollo físico. También estimula la maduración psicomotriz, cognitiva y social del niño, que continúa incluso hasta la adultez. Además, se ha demostrado que tener rutinas de juego sanas durante la niñez, contribuye a mejorar la calidad de la salud mental en el futuro.
En este contexto, es importante puntualizar que la actividad lúdica tiene un componente psíquico y otro físico. Por lo tanto, los primeros 6 meses de vida se consideran de actividad preparatoria, ya que en esta etapa aún no se ha desarrollado un nivel de conciencia. Por el contrario, prevalecen el automatismo y los reflejos involuntarios.
Durante los primeros meses, este automatismo da paso a la actividad instintiva ,que es muy física. En esta etapa predominan los retozos y juegos bruscos. Finalmente, se llega a la actividad consciente que todos entendemos como juego.
Varios estudios recientes han intentado relacionar la importancia del juego durante las primeras etapas de vida, con una mejor salud mental durante la adultez. Por eso, en este artículo mencionamos algunos de los aspectos más relevantes al respecto.
Te puede interesar: 3 consejos que te servirán para calmar a los niños durante la consulta médica
El juego facilita el aprendizaje
Jugar es el medio ideal para crear aprendizajes vivenciales. Está comprobado que el aprendizaje vivencial es mucho más efectivo y a largo plazo. Además, estimula la capacidad análitica y crítica de los niños con respecto a las situaciones a las que son expuestos.
Fortalece y desarrolla la creatividad
El juego también es importante a nivel cognitivo. Estimular juegos con la imaginación durante los primeros años de vida, estimula el fortalecimiento de la imaginación y la capacidad creativa.
Al observar a los niños jugando, nos damos cuenta de que pocas veces, los juegos son una actividad literal. Por ejemplo, un niño puede hacer que una rama de árbol se convierta en una espada para luchar. Estimular estas actividades ayudará a crear adultos con mejores capacidades creativas.
El juego fortalece la salud mental
Un niño que tiene acceso a un espacio de juego seguro y respetuoso, tiene mayor probabilidad de gozar de una mejor salud mental en su adultez. El juego ayuda a fortalecer las destrezas sociales y comunicativas de los niños, lo que puede ayudar a formar adultos más seguros de sí mismos.
Por otra parte, los juegos grupales ejercitan las estrategias de afrontamiento de conflictos en los niños. De esta forma, los niños se ven obligados a probar diferentes acercamientos para conseguir lo que buscan y a enfrentar emociones negativas como la ansiedad, la ira o la frustración.
Por último, el juego también puede ser una gran herramienta en los procesos terapéuticos. Durante una rutina de juego, los niños suelen exponer conductas y reacciones que en situaciones más rígidas podrían esconder.
- Material dirigido solo a profesionales de la Salud.
- Información realizada para profesionales de la salud en territorio ecuatoriano.
- Todo lo publicado en la plataforma es una recomendación, mas no una prescripción o indicación médica.