Todos los días vives en tu consultorio situaciones llenas de emociones. En una sola jornada puedes encontrar a seis pacientes contentos y a cuatro enojados.
Para afrontar este tipo de situaciones, necesitarás algo más que tus conocimientos y habilidades médicas. Tendrás que echar mano de una serie de competencias sociales y emocionales que te permitirán perfeccionar tu inteligencia emocional y a beneficiar la relación con tus pacientes y con tu equipo de trabajo.
¿A qué clase de competencias nos referimos? Toma nota:
Escucha activa
Se refiere a la capacidad de escuchar a los demás sin que los juzgues. De esta forma, nunca interrumpas a tu paciente cuando está hablando, ni hagas menos lo que te platica. Evita decir frases como “no es para tanto”, pues tu interlocutor no se sentirá importante.
Sé empático
¿Tienes la capacidad de ponerte en el lugar de tus pacientes? Sin que te involucres a profundidad con ellos, sólo trata de comprender las emociones de los demás. Para este tipo de ocasiones, puedes emplear frases como “Entiendo” o “Lo comprendo”.
Habilidades sociales
Una relación médico-paciente puede ir mejor si tienes la capacidad de motivar y transmitir entusiasmo a tus pacientes aun en los momentos más difíciles.
Toma decisiones acertadas
Significa que debes asumir la responsabilidad de tus propias decisiones en tu práctica médica, tomando en cuenta factores éticos, sociales y de seguridad.
Sé proactivo
No esperes a que las cosas sucedan, toma la iniciativa para hacer mejoras en tu consultorio o prevén las consecuencias que tus acciones pueden ocasionar. Una persona proactiva siempre busca superarse y huye del fracaso.
Respeta a tus pacientes
Nunca pierdas esta cualidad de aceptar y apreciar las diferencias de tus pacientes. Valóralos como personas y no como alguien mas en tu lista de espera.