En la historia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sólo tres problemas de salud pública habían formado parte de su agenda: Sida, ébola, enfermedades no transmisibles, y ahora, la resistencia a los antibióticos, tema que se ha vuelto apremiante para la salud mundial.
Sobre este asunto, una gráfica de Statista basada en un informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) revela que entre sus países miembros los principales consumidores de antibióticos son Turquía, Grecia y Francia, donde las dosis diarias definidas de estos medicamentos por cada mil habitantes son de 42.2, 32.2 y 30.1, cifras que constituyen una alerta, pues el uso excesivo de tales fármacos se ha traducido en la aparición de cepas de bacterias mortales, las cuales son resistentes a estos tratamientos.
Durante la 71ª Asamblea General de la ONU efectuada la semana pasada, la propagación de las infecciones resistentes a los medicamentos antibióticos fue punto de discusión por un par de días, tras lo cual los Jefes de Estado firmaron una Declaración de compromisos para adoptar una estrategia coordinada de amplio alcance a fin de abordar las causas fundamentales de la resistencia a los antimicrobianos (AMR, por sus siglas en inglés) en múltiples sectores, en especial en la salud humana, salud animal y agricultura.
En la reunión, los líderes presentes llamaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), en colaboración con bancos de desarrollo como el Banco Mundial (BM) y otros entes interesados, a coordinar su planificación y acciones, y a informar a la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2018.
Asimismo, 13 farmacéuticas multinacionales se comprometieron a cumplir una Hoja de Ruta que contiene cuatro líneas de actuación concretas para la industria.
Lanzada en Davos en enero de 2016, la Hoja de Ruta alineada a la Declaración de la Industria para Combatir la Resistencia Antimicrobiana exige una acción colectiva para crear un mercado sostenible y previsible para los antibióticos.
Los pilares del documento firmado por Allergan, AstraZeneca, Cipla, DSM, Roche, GSK, Johnson & Johnson, MSD, Kenilworth, Novartis, Pfizer, Sanofi, Shionogi y Wockhardt son:
- Reducir el impacto medioambiental en la producción de antibióticos.
- Asegurar que estos fármacos son empleados solamente por los pacientes que realmente los necesitan (las farmacéuticas se comprometieron a trabajar en la educación de pacientes y profesionales de la salud).
- Favorecer el mejor acceso a los antibióticos actuales y futuros, su uso adecuado y la reducción de la prevalencia.
- Explorar nuevas oportunidades para la colaboración abierta entre la industria farmacéutica y el sector público a fin de hacer frente a los retos en la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos, vacunas y diagnósticos.
En la Asamblea se anuncio la alianza publico-privada entre la Escuela de Leyes de la Universidad de Boston y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Estados Unidos con el Wellcome Trust de Londres y el Centro de AMR de Alderley Park, en Cheshire, Reino Unido, a fin de crear un Acelerador biofarmacéutico, el CARB-X (por sus siglas en inglés), para combatir la resistencia a los antibióticos, el cual destinará 14 millones de dólares (mdd) a apoyar proyectos en el primer año y hasta 100 mdd en cinco años.
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