Actualmente vivimos en una época en donde la medicina ha llegado a límites insospechados gracias al avance de la tecnología.
Pero esto no siempre fue así. Hace varios siglos algunos “médicos” solían utilizar métodos bastante singulares que iban desde las sangrías hasta los ungüentos y tónicos más extraños.
La mayoría de estos productos que los curanderos ofrecían estaban preparados a base de opio, alcohol y hasta cocaína, una modalidad que fue perdiendo fuerza hasta a llegada del siglo XX.
A continuación te presentamos 6 ejemplos de algunos productos que prometían dar soluciones ominosas, pero que en la mayoría de las ocasiones, no ofrecían los resultados prometidos:
- Opio. Los curanderos del siglo XIX acostumbraban emplear el opio para controlar catarros en los niños. En 1830 el elixir de opio llegó al mercado neoyorquino para curar algunas enfermedades como la rabia, el tétanos y hasta el cólera.
- Hoja de coca. En muchas culturas antiguas era común mascar hojas de coca para aliviar algunas molestias físicas, pero los médicos occidentales decidieron consumirlo a través de pastillas o bebidas. De hecho, la primera versión de Coca-Cola se puso a la venta como un tónico cerebral.
- Sales de baño para bajar de peso. Estaban hechas a base de polvo de carbonato de sodio perfumado. En realidad las sales no ayudaban a eliminar el exceso de peso, pero al menos era un buen pretexto para que las personas se relajaran con un baño caliente al día.
- Arsénico.Durante la época victoriana los curanderos aseguraban que este metal pesado ayudaba a curar las enfermedades de la piel. De igual forma, prometían que los brebajes preparados con arsénico podían eliminar la leucemia, la malaria y la sífilis.
- Marihuana con cloroformo. Este supuesto medicamento que prometía curar todas las enfermedades del mundo salió a la venta a mediados del siglo XIX. Desde entonces muchas personas utilizaron la planta de la cannabis para mitigar dolores articulares.
- Petróleo. Además de servir para elaborar aceite para lámpara, Samuel Kier, una de las primeras personas en refinar petróleo en Estados Unidos, también lo utilizó para curar cualquier clase de enfermedad: desde diarrea, úlceras y quemaduras, hasta la ceguera.