La medicina está plagada de epónimos, ya que ha existido enorme cantidad de médicos, científicos e investigadores de distintas disciplinas que han aportado valiosos descubrimientos, aunque algunos más curiosos que otros y, en ciertos casos, con historias increíbles, como la de la enfermedad de Carrión.
La también llamada verruga peruana o fiebre de la Oroya es endémica de Perú, más antigua que la misma cultura inca, y aunque también se ha identificado en Ecuador y Colombia, esta enfermedad infecciosa fue inicialmente descrita por el estudiante de medicina Daniel Carrión.
¿Y que hizo este aspirante a facultativo para que una enfermedad llevara su nombre? Sencillamente, el 27 de agosto de 1885 se inoculó el patógeno Bartonella bacilliformis causante de este padecimiento, a fin de tener oportunidad para conocer y describir los síntomas de forma más detallada.
A los 21 días surgieron las primeras manifestaciones (malestar general, palidez y fiebre) y continuó la evolución de la enfermedad hasta que aparecieron las grandes verrugas rojas características de la patología.
Aunque en un principio Carrión escribió su propia historia clínica, dejó de hacerlo cuando los delirios se lo impidieron, si bien expresó su deseo de que los estudios siguieran adelante, ya que estaba consciente de haber contribuido al conocimiento de esta patología, motivo por el cual sus compañeros continuaron con su labor.
El 4 de octubre del mismo año Daniel Carrión entró en coma y falleció, casi cuarenta días después la inoculación. Desde entonces, se le ha ensalzado como un estudiante de medicina ejemplar, héroe, casi mártir ante un padecimiento que en otra época cobró cientos de vidas, aunque también han surgido versiones en las que se le tacha de impulsivo como todo mestizo, subyugado culturalmente por la moda europea, según señaló el doctor Uriel García Cáceres en 1972.
¿Qué opinas, este estudiante de medicina fue un héroe o un impulsivo que no esperó tal desenlace?
Imagen: Universidad Francisco Marroquín