La Ciudad de México, situada a 2,240 metros sobre el nivel del mar, es una de las metrópolis más altas del mundo. Esta altitud tiene un impacto significativo en la salud, especialmente en personas con condiciones cardiovasculares como la hipertensión arterial. Vivir o visitar lugares a gran altitud presenta desafíos únicos para el cuerpo debido a la menor cantidad de oxígeno disponible en el aire.
En altitudes elevadas, el cuerpo debe adaptarse a la disminución de oxígeno aumentando la frecuencia cardíaca y el volumen de sangre que el corazón bombea. Además, los vasos sanguíneos tienden a contraerse para optimizar la distribución de oxígeno, lo que puede elevar la presión arterial, incluso en personas sin antecedentes de hipertensión. Para quienes ya tienen esta condición, la altitud puede exacerbar el problema y aumentar el riesgo de complicaciones cardiovasculares.
El fenómeno es conocido como hipertensión pulmonar de altitud
Un fenómeno conocido como “hipertensión pulmonar de altitud” puede desarrollarse en personas que permanecen a grandes alturas durante períodos prolongados. Este ocurre cuando la presión en los vasos sanguíneos de los pulmones aumenta debido a la menor oxigenación, lo que puede sobrecargar el corazón. Si bien este problema es más frecuente en altitudes superiores a los 2,500 metros, la Ciudad de México está en un rango donde algunos pacientes pueden experimentarlo.
Los síntomas que pueden presentar las personas hipertensas en la altitud incluyen dolores de cabeza, mareos, fatiga y dificultad para respirar. Aquellos que ya tienen hipertensión deben tomar precauciones adicionales, como consultar con un médico antes de viajar o mudarse a lugares con altitudes similares, mantener un control estricto de su presión arterial y, en algunos casos, ajustar su medicación bajo supervisión médica.
Lo ideal es mantener un estilo de vida saludable
A pesar de los desafíos, muchas personas logran adaptarse con el tiempo a la altitud de la Ciudad de México. Mantener un estilo de vida saludable, evitar el consumo excesivo de sal, realizar actividad física moderada y monitorear constantemente la presión arterial son estrategias esenciales para mitigar los efectos de la altitud.
La altitud no debe ser una barrera para disfrutar de la Ciudad de México, pero es vital que las personas con hipertensión tomen medidas proactivas para cuidar su salud cardiovascular y disfrutar de la vida en esta vibrante ciudad.