El inicio de la temporada invernal provoca un aumento en los casos de infecciones respiratorias en México. Aunque la mayoría son causadas por virus también existe un grupo de bacterias conocidas como Streptococcus del Grupo A y son las responsables de la faringitis estreptocócica. Por lo tanto es importante que el diagnóstico médico inicial sea correcto para iniciar con el tratamiento adecuado.
Esta condición nunca se debe subestimar porque representa entre el 20% y el 30% de todas las infecciones de garganta en niños. Mientras que en el caso de los adultos la cifra varía entre el 5% y el 15%.
¿Cuáles son los síntomas de la faringitis estreptocócica?
- Inicio súbito de un dolor intenso en la garganta
- Fiebre
- Dificultad para tragar
- Enrojecimiento de las amígdalas
- Aparición de placas blanquecinas en amígdalas y pilares
- Inflamación de los ganglios en la parte delantera del cuello
- Pequeñas manchas rojas en el paladar, conocidas como petequias
“La faringitis estreptocócica es una infección bacteriana que, si no se trata a tiempo, puede derivar en complicaciones como otitis media, abscesos, meningitis e incluso complicaciones autoinmunes como fiebre reumática, glomerulonefritis y artritis reactiva”, señala la Dra. Yadira Rodriguez, vocera de PiSA Farmacéutica.
Por lo anterior es crucial reconocer los síntomas y de ser posible realizar una prueba rápida ante los primeros signos para confirmar si la infección es de origen bacteriano para iniciar un tratamiento con antibióticos de inmediato.
El diagnóstico adecuado es clave para diferenciar entre un dolor de garganta viral y una infección bacteriana. Mientras que el primero puede venir acompañado de congestión nasal, enrojecimiento de garganta y tos, la faringitis estreptocócica llega a incapacitar el paso de alimentos sólidos y líquidos por el dolor que produce reconociendo en la revisión las placas blanquecinas en la garganta.
¿Cuál es el tratamiento correcto contra la faringitis estreptocócica?
La mayoría de los dolores de garganta, especialmente en adultos, son causados por virus, lo que significa que los antibióticos no son necesarios en estos casos. Sin embargo, cuando se confirma la presencia de estreptococos el tratamiento antibiótico es esencial.
La faringitis estreptocócica se propaga fácilmente de persona a persona a través del contacto cercano, especialmente en ambientes con grandes concentraciones de gente, como guarderías, escuelas y lugares de trabajo.
Los padres de niños en edad escolar y los adultos que trabajan en contacto frecuente con menores tienen un mayor riesgo de contagio. Además, factores como el tabaquismo, la exposición al humo de tabaco y antecedentes de reflujo gastroesofágico pueden aumentar la susceptibilidad a padecer esta infección.
Aunque es imposible prevenir completamente la aparición de esta enfermedad, existen medidas simples para reducir el riesgo de contagio.
“El lavado frecuente de manos y el uso de cubrebocas en espacios cerrados son estrategias clave para disminuir la propagación de la faringitis estreptocócica. Además se recomienda que las personas diagnosticadas permanezcan en aislamiento durante al menos 24 horas después de iniciar el tratamiento antibiótico y hasta que los síntomas mejoren para evitar contagios”, sugiere la Dra. Yadira Rodriguez.
Es de vital importancia seguir las indicaciones del médico y completar el tratamiento con antibióticos para la faringitis estreptocócica, incluso si los síntomas desaparecen rápidamente. Abandonar el tratamiento antes de tiempo o no seguirlo correctamente puede hacer que las bacterias sobrevivan y se vuelvan resistentes al medicamento.
Siempre se debe evitar la automedicación
Es crucial que las familias estén alertas y eviten la automedicación, ya que de esta forma les enseñan a los niños que acudir al médico es la mejor opción y evita que ellos crezcan con la idea errónea de que automedicarse es una solución adecuada.
Al ser conscientes de nuestras acciones y decisiones en cuanto a la salud, podemos ayudar a las nuevas generaciones a desarrollar hábitos responsables y prevenir problemas como la resistencia bacteriana y las superbacterias.