En México, el ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cada año se registran entre 150,000 y 200,000 casos de ictus en el país.
Esta cifra coloca al ictus como una preocupación significativa para el sistema de salud mexicano, ya que su incidencia ha ido en aumento en las últimas décadas debido a factores como el envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades crónicas y estilos de vida poco saludables.
El ictus provoca daños en la células cerebrales
El ictus ocurre cuando se interrumpe el suministro de sangre a una parte del cerebro, ya sea por la obstrucción de una arteria (isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (hemorrágico). Esta interrupción provoca daños en las células cerebrales, lo que puede afectar funciones básicas como el habla, el movimiento o la memoria. En México, aproximadamente el 80% de los casos son de tipo isquémico, mientras que el 20% restante son hemorrágicos.
Entre los factores de riesgo más comunes para desarrollar un ictus en México se encuentran la hipertensión arterial, la diabetes, el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol. Estos factores están presentes en gran parte de la población mexicana, lo que contribuye a la alta prevalencia de esta enfermedad. Además, las personas mayores de 60 años tienen un mayor riesgo de padecer un ictus, lo que explica el creciente número de casos a medida que la población envejece.
En México se producen en torno a 30 mil muertes anuales
En cuanto a la mortalidad, el ictus es responsable de más de 30,000 muertes anuales en México. No obstante, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden reducir significativamente el riesgo de muerte o discapacidad severa. Es crucial que las personas conozcan los síntomas del ictus, como la pérdida repentina de fuerza en un lado del cuerpo, dificultades para hablar o confusión repentina, y busquen atención médica inmediata.
La prevención a través de un estilo de vida saludable y el control de los factores de riesgo es clave para reducir la incidencia de ictus en México.