La primera escuela para sordomudos en México marcó un hito en la historia de la educación especial y en el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad auditiva. Fundada en 1867, bajo el nombre de Escuela Nacional de Sordomudos, esta institución fue pionera en la atención y enseñanza de personas sordas en el país y una de las primeras en América Latina en brindar educación formal a esta población.
El nacimiento de la primera escuela para sordomudos en México fue gracias al presidente Benito Juárez
La creación de la Escuela Nacional de Sordomudos fue posible gracias al impulso del entonces presidente Benito Juárez, quien promovió una serie de reformas en el sistema educativo mexicano para hacerlo más inclusivo y accesible. En el contexto de la época, las personas con discapacidades, incluidas las personas sordas, eran frecuentemente excluidas del sistema educativo formal y vistas como incapaces de recibir instrucción. La fundación de esta escuela representó un avance significativo en la lucha por la igualdad de derechos y la integración social.
El primer director de la escuela fue Eduardo Huet, un profesor de origen francés que jugó un papel fundamental en la enseñanza de las personas sordas en México. Huet introdujo métodos educativos innovadores para la época, como el uso de la Lengua de Señas y la enseñanza del alfabeto manual, lo que permitió a los estudiantes desarrollar habilidades de comunicación. Además, la escuela ofrecía formación en oficios, preparando a los alumnos para integrarse en el mercado laboral.
Fue creciendo y adaptándose a las nuevas necesidades
A lo largo de los años, la Escuela Nacional de Sordomudos fue creciendo y adaptándose a las nuevas necesidades educativas. Aunque en la actualidad la institución ha cambiado su nombre y enfoque, convirtiéndose en el Instituto de Atención para Personas con Discapacidad Auditiva, su legado sigue vivo, siendo recordada como la primera en abrir las puertas de la educación formal a las personas sordas en México.
El impacto de esta escuela fue clave para la evolución de la educación inclusiva en el país, y su creación representa uno de los primeros pasos hacia el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad. A partir de su fundación, se sentaron las bases para un futuro donde la educación sería un derecho accesible para todos, independientemente de sus capacidades.