La tasa de nacimientos por mujer, también conocida como tasa de fecundidad, es un indicador demográfico que refleja el número promedio de hijos que una mujer tendría a lo largo de su vida. En México, esta tasa ha experimentado una notable disminución en las últimas décadas, reflejando cambios significativos en la estructura familiar, el acceso a la educación, y la participación de las mujeres en la fuerza laboral.
La tasa de nacimientos por mujer ha ido descendiendo con el paso de los años
En la década de 1970, la tasa de fecundidad en México era de aproximadamente 6.7 hijos por mujer. Sin embargo, en 2023, este número ha descendido a alrededor de 1.9 hijos por mujer, situándose por debajo del umbral de reemplazo generacional, que es de 2.1 hijos por mujer. Esta disminución es consistente con una tendencia observada en muchos países de América Latina y refleja una transición demográfica hacia familias más pequeñas.
Varios factores han contribuido a esta baja en la tasa de nacimientos. Uno de los más importantes es el aumento en el acceso a métodos anticonceptivos y a servicios de salud reproductiva. Desde la implementación de políticas públicas en los años 70 que promovieron la planificación familiar, las mujeres mexicanas han tenido más control sobre el número y el espaciamiento de sus hijos.
Además, el acceso a la educación, en particular para las mujeres, ha sido un factor crucial. Las mujeres que reciben educación tienden a casarse más tarde y a tener menos hijos, y priorizan su desarrollo profesional y personal. Esta tendencia es especialmente visible en las zonas urbanas, donde la tasa de fecundidad es generalmente más baja que en las áreas rurales.
Existen numerosos desafíos para impulsarla
El cambio en las expectativas y roles de género también ha jugado un papel importante. Las mujeres en México están cada vez más involucradas en la fuerza laboral, lo que ha llevado a que muchas retrasen la maternidad o elijan tener menos hijos.
Sin embargo, la disminución en la tasa de nacimientos también presenta desafíos, como el envejecimiento de la población y las implicaciones para el sistema de pensiones y la fuerza laboral futura. Estos desafíos requieren políticas que equilibren el apoyo a las familias y el crecimiento económico, adaptándose a las nuevas realidades demográficas del país.
La tasa de nacimientos por mujer en México ha disminuido significativamente, impulsada por factores sociales, educativos y económicos, reflejando una transición hacia un modelo de familia más pequeño y una mayor participación femenina en diversos ámbitos.