La tasa de mortalidad infantil en México ha experimentado una notable reducción en las últimas décadas, reflejando los avances en salud pública y acceso a servicios médicos. Sin embargo, sigue siendo un indicador crucial que revela las desigualdades sociales y económicas que persisten en el país.
La mortalidad infantil hace referencia a los menores de un año fallecidos
En 2023, la tasa de mortalidad infantil en México se estimaba en aproximadamente 12.5 muertes por cada 1,000 nacidos vivos. Si bien esta cifra representa un progreso significativo en comparación con décadas anteriores, cuando la tasa superaba los 40 por cada 1,000 nacidos vivos, aún pone de manifiesto desafíos persistentes en el sistema de salud y las condiciones de vida de muchas familias mexicanas.
La mortalidad infantil se refiere al número de muertes de niños menores de un año de edad por cada 1,000 nacidos vivos en un determinado año. Las causas principales de mortalidad infantil en México incluyen complicaciones neonatales como el bajo peso al nacer, la asfixia perinatal, y las infecciones respiratorias agudas. También destacan las enfermedades diarreicas, que aunque prevenibles y tratables, continúan afectando a los sectores más vulnerables de la población.
La mejora en la atención prenatal ha contribuido en la reducción de esta tasa
Uno de los factores que contribuyen a la reducción de la tasa de mortalidad infantil es la mejora en la atención prenatal y el aumento en la cobertura de vacunación. Programas como el Seguro Popular, y más recientemente, el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), han ampliado el acceso a servicios de salud, particularmente en áreas rurales y marginadas. Sin embargo, la calidad de la atención y la infraestructura sigue siendo desigual en diferentes regiones del país.
La lactancia materna también juega un papel fundamental en la reducción de la mortalidad en niños, al proporcionar a los bebés los nutrientes esenciales y anticuerpos que los protegen de infecciones y enfermedades. No obstante, la práctica de la lactancia materna exclusiva sigue siendo baja, lo que representa un área de oportunidad para reducir aún más la mortalidad infantil.
A pesar de los avances, la tasa de mortalidad infantil en México sigue siendo un reflejo de las brechas en la atención sanitaria y las condiciones socioeconómicas. Para continuar reduciendo esta tasa, es esencial fortalecer los servicios de salud, mejorar la educación materna, y abordar las desigualdades que afectan a las poblaciones más vulnerables del país.