La retinopatía diabética se encuentra en aumento en todo el mundo. A la fecha no existe una cura pero sí es posible lograr el control del padecimiento para retrasar la pérdida de la visión. En este tipo de casos es fundamental el diagnóstico oportuno y la adherencia al tratamiento para evitar que ocurran complicaciones.
Antes que nada es necesario hablar acerca de la diabetes tipo 2, la cual es la forma más común de esta condición en la que el cuerpo no responde como es debido a la insulina, hormona que regula el nivel de azúcar en la sangre. Con esto, los niveles de glucosa aumentan y tienen un impacto en la respuesta del cuerpo.
¿Qué es la retinopatía diabética?
La retinopatía diabética es un tipo de enfermedad ocular que las personas que viven con diabetes pueden experimentar, siendo una de las principales causas de ceguera prevenible.
Cuanto más tiempo viva una persona con diabetes, más probabilidades tendrá de desarrollar retinopatía diabética. Se estima que este padecimiento de la visión se desarrolla entre los 15 y 20 años posteriores al diagnóstico inicial.
Las complicaciones de salud relacionadas con la diabetes, como la retinopatía diabética, están en aumento. De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa) este padecimiento progresivo tiene una prevalencia del 31.5%.
La retinopatía diabética es una complicación “microvascular”, es decir, afecta a los pequeños vasos sanguíneos del sistema circulatorio. Los niveles altos de azúcar en la sangre pueden dañar los vasos sanguíneos de la retina, parte del ojo que detecta la luz y la convierte en señales que envía al cerebro.
Las primeras etapas de la enfermedad no causan síntomas. En etapas posteriores las personas pueden comenzar a ver manchas, rayas oscuras o flotantes y experimentar una pérdida gradual de la visión.
Para reducir el desarrollo o evitar que la retinopatía diabética progrese, el Dr. Álvaro Rojas, director Médico de Abbott en Latinoamérica, comparte unos puntos clave para mejorar la salud ocular de las personas con diabetes.
Evaluar el nivel de azúcar en la sangre (prueba A1C)
Si vives con diabetes, es probable que sepas la importancia que tiene monitorear los niveles de azúcar en la sangre. Hoy en día, esto se puede hacer en tiempo real a través de sensores que se conectan con tu dispositivo móvil, ayudando en la toma decisiones informadas sobre: alimentos, medicamentos y comportamientos que pueden afectar los niveles de azúcar en la sangre.
Además, es importante hacerse exámenes A1C regulares. Estos son análisis de sangre realizados por un profesional de la salud, los cuales muestran el nivel promedio de azúcar en la sangre durante los últimos tres meses.
Presión arterial
Las personas que viven con diabetes son más propensas a tener otras afecciones que aumentan el riesgo de retinopatía diabética, como la presión arterial alta. Al aumentar la fuerza de la sangre a través de las arterias, puede dañar las paredes arteriales incluso de los ojos.
Según la OMS cualquier lectura de presión arterial igual o superior a 140/90 mmHg indica presión arterial alta.
Colesterol
El colesterol es una sustancia grasa natural de la sangre y un excelente indicador de la circulación sanguínea, que es esencial para la salud ocular. La diabetes eleva el colesterol y otras grasas en la sangre (triglicéridos), que pueden acumularse en los vasos sanguíneos y afectar la circulación sanguínea.
Los niveles altos de los tipos “malos” de colesterol (LDL y triglicéridos) hacen que los depósitos grasos se acumulen en los vasos sanguíneos y los dañen, incluso en la retina, lo que puede conducir a retinopatía diabética.
Se puede influir positivamente en la diabetes y la retinopatía diabética tomando medidas activas como cambios en el estilo de vida y tratamiento si es necesario. La ingesta de alimentos nutritivos, cuidar el peso, hacer ejercicio regularmente y la reducción del consumo de sal, grasas y azúcar, pueden ayudar a reducir el riesgo de retinopatía diabética.
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