Los tratamientos estéticos actualmente más demandados y que no requieren de cirugía son los relacionados con el rejuvenecimiento facial. Hablamos con el cirujano plástico y reconstructivo Alberto Pérez Espadero para conocer cuáles son esos tratamientos y si también tienen riesgos aunque no se hagan en quirófano.
Ahora tenemos a nuestro alcance una gran variedad de tratamientos estéticos faciales no invasivos que permiten lograr muy buenos resultados sin necesidad de cirugía.
El doctor Pérez Espadero indica que el objetivo de todos ellos es mejorar el aspecto de la cara y rejuvenecer el rostro. Por ejemplo, están entre los más demandados los tratamientos neuromoduladores para quitar arrugas, estimuladores de colágeno para tensar la piel, el uso del ácido hialurónico para reponer volumen en zonas como las ojeras o los pómulos caídos.
El efecto lifting sin cirugía
Los últimos tratamientos faciales más efectivos que se están aplicando son la radiofrecuencia bipolar con Morpheus 8 y el Facetite. El doctor explica que son “tratamientos que hacemos en consulta para tensar la piel y tener un efecto lifting”.
La radiofrecuencia bipolar con Morpheus 8 consiste en calentar de forma controlada las capas subcutáneas para estimular la síntesis de colágeno. En el caso del Facetite se trata de la mejor alternativa al clásico lifting sin necesidad de pasar por quirófano.
“Introducimos una cánula debajo de la piel que tiene un electrodo en su extremo. Al ser una radiofrecuencia bipolar, por fuera de la piel va otro electrodo, como si fuera una pinza. La radiofrecuencia pasa de un extremo a otro, controlando de esta forma la zona a tratar”, explica el cirujano Pérez Espadero, que es también profesor del Máster de Medicina Estética en la Universidad Católica de Valencia, en España.
El calor hace que el colágeno se contraiga y se produzca nuevo colágeno. La realización de este tratamiento dura en torno a una hora, de forma ambulatoria con anestesia local, y no necesita tiempo de reposo después.
Con la tecnología Facetite, aclara el doctor sobre los posibles riesgos, “podemos controlar en todo momento la temperatura tanto interna como externa. Así conseguimos resultados óptimos con la mayor seguridad”.
Para conseguir mejores resultados en reducción de la flacidez facial y las irregularidades en la superficie de la piel, el Facetite se puede combinar con Morpheus 8, que utiliza la misma tecnología pero aplicada con microagujas a nivel cutáneo.
“No hay riesgo cero, pero las complicaciones son leves”
Sobre los posibles riesgos de estos tratamientos, el cirujano asegura que son bajos, y que más que riesgos son “complicaciones leves como pequeñas molestias los días posteriores o algún morado (hematoma) leve”.
La solución para las complicaciones y los resultados no deseados en muchas ocasiones suele ser la prevención. “Para eso es fundamental una primera consulta para hacer una buena valoración con un correcto diagnóstico. Es la única forma de poder adecuar cada tratamiento a las necesidades de cada paciente”, advierte Pérez Espadero.
El caso del bótox: ¿puede ser perjudicial a largo plazo?
Otro tratamiento que está entre los más demandados y que no requiere de cirugía es el uso de toxina botulínica (bótox), que es más utilizado que el ácido hialurónico, según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), y de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps).
Aun así tiene sus detractores y críticos. ¿Cuánto hay de cierto en que pueda tener riesgos a largo plazo?
El doctor Alberto Pérez Espadero, miembro del SEPCRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética), aclara que la infiltración con toxina botulínica “está entre los tratamientos de medicina estética más seguros, efectivos y con menos riesgos”.
La toxina botulínica es un neuromodulador que actúa bloqueando la transmisión nerviosa al músculo. “Para uso estético lo aplicamos en los músculos que fruncen el ceño y arrugan la frente. Así logramos que las arrugas no progresen y no se formen surcos en la piel, que una vez están establecidos son más difíciles de tratar (hay que rellenarlos con ácido hialurónico)”.
Riesgos de las infiltraciones de toxina botulínica
Los riesgos reales de lo que se llama comúnmente “bótox” (Bótox es una casa comercial que se utiliza para uso reconstructivo, no se puede aplicar para uso estético, aclara el doctor) son el riesgo estético de asimetría, de caída de las cejas y de desarrollo de anticuerpos, lo que haría que en adelante la toxina botulínica dejara de hacer efecto.
“La temida caída de la ceja cuando aplicamos la toxina botulínica ocurre con más frecuencia en pacientes mayores o que ya tienen la ceja caída, pero lo compensan con una hiperactividad del músculo frontal, que es el que sube las cejas. Hay que poner especial cuidado en estos pacientes porque consultan mucho por las arrugas de la frente que produce esta compensación que hace el músculo”.
La prevención en estos casos está en hacer un diagnóstico correcto antes de aplicar el tratamiento. En estos casos “podemos reducir la cantidad de toxina botulínica que aplicamos en el músculo frontal, evitar ciertas zonas de este músculo o en casos más severos recurrir a la cirugía para reposicionar la ceja”, explica el cirujano Pérez Espadero.
Cuando ya existe una ceja caída, “paralizaremos el músculo del otro lado para igualarlo. Si la caída es más severa y bilateral normalmente mejora aplicando toxina botulínica en el orbicular, que es un músculo que baja la ceja, así no tira tanto hacia abajo y se corrige parcialmente”. Pero sobre todo, explica el doctor, hay que tener en cuenta que estos efectos no deseados son temporales y que mejoran con el tiempo.
Dosis y tiempo adecuados en el uso de bótox
El desarrollo de anticuerpos, que es otro riesgo que hace que el tratamiento deje de hacer efecto, puede darse porque “la toxina botulínica es una proteína que se introduce entre el nervio y el músculo evitando que este se contraiga. Lo que sucede es que el cuerpo, al detectar que hay una proteína que no es propia, pone a trabajar al sistema inmune y desarrolla mecanismos para neutralizar esta toxina”. De esta forma el sistema inmune está preparado y neutraliza el efecto.
“Hoy sabemos que el desarrollo de anticuerpos está relacionado con la dosis y, sobre todo, con el tiempo entre dosis”. Por eso, incide el doctor, hay que aplicar dosis adecuadas y no se debe repetir la infiltración antes de pasados tres meses desde la última vez.
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