Una dismorfia corporal es un trastorno psiquiátrico en el cual el paciente tiene una preocupación excesiva por un defecto o imperfección percibida. Ante la creciente demanda de cirugía plástica, los especialistas deben poner límites e identificar los casos de dismorfia corporal para priorizar la salud de las personas.
Para considerarse un caso de dismorfia corporal, la obsesión y exceso de preocupación por las imperfecciones corporales tiene que asociarse con comportamientos repetitivos o alteraciones en la vida cotidiana de estos pacientes.
Así lo explica el cirujano plástico Alberto Pérez Espadero. El doctor afirma que “muchas veces no todo es blanco o negro y no siempre se cumplen todos los criterios, lo cual no quiere decir que sea un comportamiento adecuado o normal ante esa imperfección corporal por la que se desea una intervención de medicina estética. En mi clínica nos protegemos frente a esto evitando procedimientos que están de moda o procedimientos que no respetan unas proporciones anatómicas adecuadas”.
¿Dónde está el límite para decir No a ciertas intervenciones como la cirugía plástica?
Los últimos datos disponibles de la encuesta anual de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS) señalan que en 2022 aumentaron en todo el mundo los procedimientos estéticos, tanto quirúrgicos como no quirúrgicos. Las cirugías más demandadas varían según el país, pero a nivel mundial es la liposucción la que se sitúa en el puesto número uno, según el ranking de ISAPS.
Pronto conoceremos los datos de 2023, pero todo señala a un aumento de las intervenciones, porque la demanda no deja de crecer. El hecho de que lo haga entre pacientes más jóvenes que buscan no solo soluciones reconstructivas o de mejora de su autoestima sino modificar su aspecto por cuestión de moda, plantea la cuestión de dónde está la línea que debe limitar e identificar los casos de trastorno por dismorfia corporal.
El doctor Pérez Espadero explica que un caso de obsesión estética se diferencia por ser una preocupación que interfiere en el comportamiento o en la vida cotidiana del paciente. “Si deja de hacer algo, o modifica su comportamiento por un supuesto defecto estético, se está convirtiendo en obsesión. Es importante ante una situación de este tipo reflexionar y consultar con un profesional que pueda poner algo de objetividad en la magnitud del defecto”.
“La cirugía plástica no soluciona obsesiones”
Además, advierte que “la cirugía no soluciona obsesiones. Si nos obsesionamos con un defecto, después de la cirugía este habrá desaparecido, pero seguirá la obsesión. Seguramente la obsesión se enfocará en otro punto, pero seguirá. Por ejemplo, si nos obsesionamos con que tenemos la nariz demasiado redonda, hacemos una rinoplastia con un buen resultado, pero ahora nos empezamos a enfocar en que la nariz es demasiado ancha, podemos caer en perseguir un resultado idealizado al que no vamos a llegar nunca porque no existe”.
Los filtros de las redes sociales son una fuente de modas estéticas por las que cada vez más jóvenes buscan retoques y ha dado lugar a lo que ya conocemos como “dismorfia del selfie”.
La dismorfia del selfie da lugar a peticiones de procedimientos extremos
La dismorfia del selfie es una autopercepción alterada que tiene una persona incentivada por los filtros de las redes sociales. Eso hace que cuando se miran al espejo sin filtro, no se acepten y quieran conseguir el aspecto que tienen con el filtro.
“Esto lo vemos, aunque no es tan frecuente, en pacientes jóvenes que piden procedimientos estéticos extremos, como aumento de labios exagerados, intervenciones de rejuvenecimiento cuando no están indicados todavía, como blefaroplastias o liftings faciales en pacientes muy jóvenes”, advierte el doctor Pérez Espadero.
De acuerdo a su experiencia, apunta como mejor solución la prevención, y en este caso hacer un uso responsable y menos intensivo de las redes sociales. “Si le estamos entregando constantemente a nuestro cerebro imágenes irreales de rostros y cuerpos “perfectos” acabamos interiorizando esos estándares y creyendo que son reales y posibles”, explica el cirujano y médico estético.
¿Cómo disuadir a un paciente con trastorno dismórfico corporal?
“Una vez establecido el problema lo más importante es no caer en el trastorno del paciente y explicar muy bien que no tiene indicación del procedimiento que está solicitando. Algo que suele ser efectivo es mostrar casos de antes y después para hacerle ver hasta dónde se puede llegar con un procedimiento concreto y crear expectativas reales”.
No obstante, el doctor Pérez Espadero, con amplia experiencia en cirugía reconstructiva y estética, y miembro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), reconoce que este tipo de consultas motivadas por obsesiones o casos de trastorno por dismorfia corporal “no son muy frecuentes, afortunadamente”.
Como anécdota que sirva de ejemplo, cuenta que “alguna vez nos han solicitado hacer procedimientos extravagantes como repetir un aumento de labios al poco tiempo del procedimiento. En estos casos simplemente explicamos que hay que esperar por los riesgos que conlleva tanta cantidad de producto”.
Y aclara que en el caso de cirugías, que requieren ingreso a quirófano, son menos frecuentes todavía los casos de peticiones extremas. “Antes de las cirugías tenemos consultas donde hablamos extensamente de los objetivos de la cirugía, las expectativas y hasta dónde podemos llegar con cada procedimiento. Si las expectativas no coinciden con lo que podemos lograr, les digo a los pacientes que yo no puedo hacer ese procedimiento”.
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