La mayoría de pacientes que se infectan con el virus de la polio no presentan ningún síntoma visible. Aproximadamente, 1 de cada 4 personas con infección por este virus tiene síntomas parecidos a los de la influenza entre los que destacan: cansancio, náuseas, dolor de garganta o fiebre. Son síntomas que duran entre 2 a 5 días y luego desaparecen. Pero, ¿cómo afecta a los niños? Te lo contamos.
En niños es muy común, aunque gracias a una campaña de vacunación a nivel mundial, en los últimos años solo se ha producido un pequeño número de casos en todo el mundo, aunque el virus de la polio sigue diseminándose en zonas con bajos índices de vacunación.
En torno al 5% de pacientes con polio sufren la forma leve
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) suelen avisar sobre los países donde existe un mayor riesgo de contraer poliomielitis. Entre ellos se encuentran África, Oriente Medio y el sur y el centro de Asia.
En torno al 5 por ciento de las personas con el virus de la polio sufren una forma leve de la enfermedad, que se llama poliomielitis abortiva y que presenta los síntomas que hemos explicado al principio de este párrafo.
También existen formas graves de la enfermedad
Aunque una forma más grave de la enfermedad es la polio no paralítica, que afecta a en torno al 1% de los infectados. Además de los síntomas propios de la gripe, también se incluyen:
- Dolor o rigidez en brazos o piernas.
- Dolor de cabeza intenso.
- Dolor o rigidez en el cuello.
Además de esta forma, existe la poliomielitis paralítica, que es la forma más grave de la enfermedad, aunque es poco frecuente. Puede afectar a cualquier combinación de extremidades pero la parálisis de una pierna es la más común.
Los síntomas de la polio son similares a los de otras enfermedades virales que afectan al sistema nervioso, así que será importante obtener un diagnóstico oportuno y preciso.