Un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, publicado en Journal of Surgical Research (“Water Availability at Hospitals Low- and Middle-Income Countries: Implications for Improving Access to Safe Surgical Care”), reveló que más de un tercio de los hospitales en países de bajos y medios ingresos carece de agua corriente, deficiencia que puede generar no sólo un ambiente insalubre para los pacientes en condiciones generales, sino riesgos graves para aquellos que necesitan cirugía.
Si bien en cualquier nosocomio el agua resulta necesaria para lavar batas de pacientes, de médicos, mudas de camas e, incluso, heridas, este no es el principal problema, ya que sin el vital líquido es prácticamente imposible asearse las manos o limpiar los instrumentos que los cirujanos necesitan para hacer intervenciones.
El estudio que abarcó 430 hospitales de zonas pobres señala la necesidad de enfocar los esfuerzos en la infraestructura básica, a fin de de evitar la propagación de enfermedades y mejorar los resultados.
Tras analizar informes ya publicados, se encontró que de los 430 nosocomios, 147 carecían de agua corriente continua (34% del total). Ésta es “algo que damos por sentado y que no existe en un tercio de los hospitales en estos países”, subrayó uno de los líderes del estudio, Adam L. Kushner, médico y profesor adjunto en la Escuela Bloomberg.
Los autores de la investigación han señalado que la falta de acceso al agua e higiene adecuada tienen impacto negativo significativo en la prestación de la atención de salud. “No se puede operar con instrumentos sucios, pero si no lo haces, la paciente morirá. Este es el tipo de dilemas que enfrentan los cirujanos en estas instituciones”, mencionó Kushner.
El galeno precisó que “con el fin de proporcionar atención básica de la salud, se necesita un sistema de funcionamiento y el agua corriente es parte de aquello”.
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