Hoy en día, vivimos en un completo ritmo de vida totalmente estresante y acelerado, en el que un sinfín de obligaciones y tareas cada día, van aumentando sin darnos cuenta. Este ritmo frenético afecta a muchos ámbitos de nuestra vida y el de la alimentación es uno de ellos, haciendo que comer rápido sea más habitual de lo que creemos, llegando a engullir más que a comer. ¿Quieres saber cuáles son las cosas negativas que trae esta práctica? Te lo contamos.
Al comer rápido no mantienes los alimentos el suficiente tiempo en la boca
Esto hace que no saborees bien la comida y te lleva a elegir alimentos más azucarados, grasos o salados para así encontrar ese placer de forma mucho más inmediata. La leptina, que es la hormona encargada de avisar a nuestro cerebro de que ya estamos saciados, tardará más tiempo en funcionar. Todo ello hace que comamos más cantidad y está más que comprobado que las personas que suelen comer rápido, tienen a tener un Índice de Masa Corporal (IMC) más alto.
Con la masticación, comienzan los procesos de alimentación y la digestión
Estos dos procesos empiezan en la boca y masticar implica triturar bien los alimentos hasta que forman una papilla. Al comer rápido, lo normal es que la masticación no esté siendo correcta, implicando así que los alimentos pasen casi enteros al estómago. Esto lo que hace es ralentizar el proceso digestivo e imposibilita que se obtengan los beneficios de los alimentos, aumentando el trabajo que deben llevar a cabo el páncreas y el estómago.
Comer rápido puede provocar la aparición de molestias digestivas
Esto se debe a que se puede llegar a producir un fenómeno que se conoce como aerofagia. Pero, ¿qué es esto? Consiste en la ingesta de aire en gran cantidad, llegando a provocar malestares digestivos, eructos, gases, hinchazón y dolores.
El estado de ánimo se ve afectado
Aunque no lo creas, si comes despacio, implica un mayor disfrute y mejor consciencia de los matices del plato (como la temperatura, texturas, olores, sabores, etc.). Así que si comes de forma rápida, estarás limitado a la hora de saborear, disfrutar o sentir placer con la comida.
Comer rápido está asociado con mayor riesgo de atragantamiento
Por último, debes conocer uno de los riesgos a los que te expones si comes rápido y es que, al no masticar los alimentos de forma correcta, estos se pueden quedar atascados con mayor facilidad en la garganta y causar asfixia.