En los últimos años, los sistemas de salud logran dar una amplia protección y certidumbre a sus poblaciones respecto de que, ante la enfermedad y una eventual pérdida de la vida, contarán con servicios de calidad, atención digna, cuidados paliativos e incluso asistencia para bien morir. En México aún se está lejos de hacer frente a los enormes problemas de salud pública que, antes de la pandemia, eran ya muy graves. A continuación vamos a analizar cuáles son los fundamentales.
Fracaso del INSABI
El INSABI (Instituto de Salud para Bienestar) no ha logrado consolidarse como un nuevo esquema pertinente de atención. No solo el modelo no funcionó, sino que el camino ha generado graves consecuencias para millones de personas y, particularmente, los más vulnerables, entre los que se encuentran los niños con cáncer. Además, el panorama epidemiológico del país es grave y la epidemia de diabetes sigue creciendo y, además, la reconversión hospitalaria para atender la COVID19 descuidó y dejó de lado prestación de servicios médicos de seguimiento.
Problemas de salud pública desatendidos
En México, algunos problemas de salud pública permanecen sin ser atendidos de forma adecuada. Entre estos, se puede destacar el embarazo adolescente, cuyas tasas no han logrado reducirse de forma significativa. También destacan las denuncias por violencia intrafamiliar y los delitos sexuales, así como la violencia, algo que parece inacabable en el país.
La salud mental en el olvido: otro de los problemas de salud pública en México
Asociado a dos de los factores antes descritos, se encuentran algunos fenómenos como los accidentes de tránsito y el suicidio. Lejos de haber disminuido, siguen una tendencia creciente y que pone en riego ya no solo la salud y la vida de las personas que se lesionan de forma intencionada o que se involucran en eventos de tránsito, sino también la integridad física y la salud emocional de las personas en sus entornos cercanos.