- El 80% de las personas que viajan de México hacia otros continentes padecen el Síndrome del Viajero Frecuente.
- Dentro de sus afectaciones se encuentra la alteración del sueño, irritabilidad, fatiga, falta de concentración, ansiedad, dolor de cabeza, cambios en el estado de ánimo y problemas gastrointestinales.
- En adultos mayores puede derivar en problemas cardiovasculares.
Tener la posibilidad de viajar siempre es positivo para conocer nuevos lugares. Puede ser dentro de un mismo país o hacia otras naciones. Es de gran utilidad para romper con la rutina y disminuir los niveles de estrés y cansancio acumulados durante la vida cotidiana. Aunque no todo es positivo porque también se puede desarrollar el problema llamado Jet Lag o Síndrome del Viajero Frecuente.
Ahora que las fronteras internacionales están abiertas de nuevo y se han levantado las restricciones causadas por la pandemia, millones de turistas han aprovechado para salir de vacaciones. En especial cuando los vuelos son largos se afecta el ritmo circadiano y eso deriva en cambios físicos, mentales y conductuales.
La Dra. Carmen Amezcua, psiquiatra integrativa, señala que cambiar de horario de un momento tan repentino a otro provoca un trastorno temporal del sueño. En ocasiones solo permanece un par de días pero en otras se puede prolongar por más tiempo. Precisamente a esto se le conoce como Síndrome del Viajero Frecuente.
“El 80 por ciento de las personas que vuelan de México hacia el este (Europa) padecen de Jet Lag. Se produce cuando el reloj biológico del organismo no concuerda con la hora local del lugar que se visita”.
El cerebro es un órgano que tiene un hábito celular. Cuando se modifica existen alteraciones a nivel inmunológico, hormonal y en los neurotransmisores, lo que afecta el sueño y se acentúa cuando se viaja a otro continente.
También indicó que el desfase de horario puede provocar insomnio, irritabilidad, fatiga, falta de concentración, ansiedad y dolor de cabeza. También cambios en el estado de ánimo y problemas gastrointestinales como estreñimiento o diarrea, lo que puede arruinar unas vacaciones o un viaje de negocios.
Complicaciones severas
La especialista explicó que un viajero saludable tarda alrededor de dos a tres días en adaptarse al uso de horario de otro país. Sin embargo, el Síndrome del Viajero Frecuente puede causar daños severos a las personas que tienen algún padecimiento previo, sobre todo a los adultos mayores. La implicación médica más grave causada por el desfase de horario son los problemas cardiovasculares.
“El 80 por ciento de los pacientes que presentan hipertensión arterial se debe a los cambios en el cortisol, la hormona que organiza el sistema metabólico en nuestro cuerpo y cuando no hay un sueño adecuado se dispara e inflama, lo que ocasiona complicaciones cardiovasculares”.
También puede traer cambios hormonales, sobre todo en la producción de serotonina y melatonina. Ésta última influye en el ciclo del sueño y cuando alguna de estas dos hormonas se ve afectada causa irritabilidad, ansiedad, falta de atención y hasta depresión, entre otros padecimientos.
Asimismo, el desfase de horario puede bajar el sistema inmunológico, lo que hace que los viajeros estén más predispuestos a enfermedades, en especial cuando se visita otro país.
Medidas preventivas
La psiquiatra integrativa dijo que existen algunas medidas para evitar o sobrellevar el Síndrome del Viajero Frecuente. En primer lugar, resaltó que es importante prepararse antes de viajar para que la transición sea menos agresiva.
Días antes del viaje se deben recorrer las comidas y la hora de dormir para adecuar el cuerpo al cambio de huso horario. Durante la travesía se debe regular la exposición a la luz para adaptarse a la nueva ubicación. También mantenerse hidratado, descansar en el avión e intentar no dormir hasta que sea de noche en el destino y sincronizar los alimentos con los de la hora local.
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