Entre los factores de cohesión social más importantes que se han construido en los últimos años, destacan, sin duda alguna, los sistemas de salud que logran dar una amplia protección y certidumbre a sus poblaciones, respecto de que, ante la enfermedad y una eventual pérdida de vida contarán con servicios de calidad, atención digna, cuidados paliativos y asistencia para morir bien. En México, aún se está lejos de hacer frente a los enormes problemas de salud pública que, ya antes de la pandemia, eran notables.

La propuesta que hizo la presente administración ha fracasado. El INSABI no logró consolidarse como un nuevo esquema pertinente de atención. El problema no es solo que el modelo no funcionara sino que en el camino ha generado graves consecuencias para millones de personas y, particularmente los más vulnerables, como son las niñas y niños y cáncer.

La diabetes es uno de los principales problemas de salud en México

En México, el panorama epidemiológico es grave. Por ejemplo, la diabetes es uno de los principales problemas de salud del país y la reconversión hospitalaria para atender la COVID19 descuidó y dejó de lado la prestación de servicios médicos de seguimiento, detección temprana y prevención. Esto ha provocado la muerte de muchas personas que no debieron morir.

Todo esto se extrapola también a las personas que viven con enfermedades de corazón, particularmente las isquemias y la enfermerdad cerebro-vascular. Los datos del INEGI han dejado claro el impacto en vidas humanas durante 2020 pero también debe dimensionarse con celeridad la magnitud de los rezagos en la atención de cientos de miles de personas que pueden ver agravados sus padecimientos en los próximos meses y años.

El embarazo adolescente también preocupa

Otros problemas de salud que permanecen sin ser atendidos de forma adecuada, otros de suma importancia para reconducir al país hacia el bienestar. Entre ellos se encuentra el embarazo adolescente (cuyas tasas no se han reducido de forma significativa). También se encuentran los problemas de salud mental.

Fenómenos como el suicidio y los accidentes de tránsito, no han dejado de disminuir y que, no solo han aumentado, sino que también ponen en riesgo no solo la salud y la vida de las personas que se lesionan intencionalmente o se involucran en eventos de tránsito, sino también la salud emocional e integridad física de las personas con sus entornos cercanos y de terceros.