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De acuerdo con el Instituto Nacional de Geriatría, se estima que más de 800,000 mexicanos sufren de alguno de estos padecimientos de demencia.
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Según información de la Secretaría de Salud, se estima que en México aproximadamente un millón 300 mil personas padecen la enfermedad de Alzheimer durante 2021.
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De acuerdo con Statista, en 2019, alrededor del 4% de las mujeres de entre 70 y 74 años de todo el mundo padecían demencia.
En la actualidad persiste una epidemia mundial de obesidad, medida generalmente por el índice de masa corporal (IMC), e investigaciones anteriores revelaron que la obesidad en la mediana edad puede aumentar el riesgo de demencia. Sin embargo, la relación entre el IMC y el riesgo de demencia aún no es evidente.
Investigadores de la Facultad de Medicina Chobanian & Avedisian de la Universidad de Boston y de la Academia China de Ciencias Médicas & Facultad de Medicina de la Unión de Pekín han descubierto que los distintos patrones de cambio del IMC a lo largo de la vida pueden ser un indicador del riesgo de demencia de una persona, de acuerdo con los resultados que aparecen en línea en Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association.
“Estos hallazgos son importantes porque los estudios anteriores que analizaron las trayectorias de peso no tenían en cuenta cómo los patrones de aumento/estabilidad/pérdida de peso podrían ayudar a señalar que la demencia es potencialmente inminente”, explicó la doctora Rhoda Au, profesora de anatomía y neurobiología.
A través del Framingham Heart Study, se dió seguimiento a un grupo de participantes durante 39 años donde se midió su peso aproximadamente cada 2-4 años. Los investigadores compararon distintos patrones de peso (estable, aumento, pérdida) entre los que sufrieron demencia y los que no.
Au señala que para las personas, los familiares y los médicos de atención primaria es relativamente fácil controlar el peso. “Si después de un aumento constante de peso, habitual a medida que se envejece, se produce un cambio inesperado hacia la pérdida de peso después de la mediana edad, sería bueno consultar con el médico y averiguar por qué. Están surgiendo algunos tratamientos potenciales en los que la detección precoz podría ser fundamental para la eficacia de cualquiera de ellos a medida que se aprueben y estén disponibles”, añadió.
Descubrieron que la tendencia general al descenso del IMC se asociaba a un mayor riesgo de desarrollar demencia. Sin embargo, tras un análisis más detallado, hallaron un subgrupo con un patrón de aumento inicial del IMC seguido de un descenso del IMC, ambos en la mediana edad, que parecía ser fundamental para la asociación entre el descenso del IMC y la demencia.
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