- Cada año se reporta el nacimiento de 15 millones de niños prematuros a nivel mundial aunque la cifra se mantiene en aumento.
- Las nuevas recomendaciones van dirigidas a madres de bebés prematuros (nacidos antes de 37 semanas de gestación) o pequeños (menos de 2.5 kg al nacer).
- Uno de los cambios más grandes menciona que inmediatamente después del nacimiento debe producirse el contacto piel con piel con la persona cuidadora, conocido como el “método de la madre canguro”, en lugar de dedicar la primera fase tras el parto al cuidado en incubadora.
El embarazo es una etapa de gran importancia para cualquier mujer porque lo que más se desea es tener un hijo sano. En ocasiones se consigue pero también hay algunos inconvenientes que pueden poner en riesgo la integridad del menor. Los bebés prematuros son uno de los más comunes y para evitar consecuencias mortales es necesario aplicar medidas especiales.
Un problema de grandes dimensiones
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año nacen alrededor de 15 millones de niños prematuros aunque la cifra se mantiene en aumento. Las complicaciones asociadas a nacimientos de este tipo provocaron durante 2015 alrededor de un millón de muertes.
La misma organización estima que tres cuartas partes de los fallecimientos pueden prevenirse con una atención sencilla y costo-eficaz de manera consistente, ofreciendo servicios sanitarios esenciales durante el parto y periodo postnatal para la madre y los lactantes.
Nuevas recomendaciones internacionales
Con lo anterior en mente, el día de hoy la OMS presentó las nuevas directrices para mejorar las posibilidades de supervivencia y los resultados de salud de los bebés prematuros (nacidos antes de 37 semanas de gestación) o pequeños (menos de 2.5 kg al nacer).
Según estas directrices, inmediatamente después del nacimiento debe producirse el contacto piel con piel con la persona cuidadora, conocido como el “método de la madre canguro”, en lugar de dedicar la primera fase tras el parto al cuidado en incubadora.
Este procedimiento supone un cambio significativo con respecto a la orientación anterior y a la práctica clínica habitual, lo que refleja los inmensos beneficios para la salud que aporta el hecho de que la persona cuidadora y su bebé prematuro estén juntos tras el nacimiento, en lugar de ser separados.
Estas directrices también ofrecen recomendaciones para garantizar el apoyo emocional, económico y en el lugar de trabajo para las familias de bebés que nacen muy pequeños o prematuros, las cuales podrían enfrentarse a situaciones de estrés y dificultades extraordinarias debido a las demandas de cuidado intensivo de sus bebés y a la ansiedad que genera su estado de salud.
“Los bebés prematuros pueden sobrevivir, prosperar y cambiar el mundo, pero a cada bebé hay que ofrecerle esa oportunidad. Estas pautas ponen de manifiesto que la mejora de los resultados de estos bebés pequeños no siempre pasa por encontrar soluciones basadas en la tecnología más avanzada, sino por garantizar el acceso a una atención sanitaria esencial centrada en las necesidades de las familias”, afirmó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
Las posibilidades de supervivencia siguen presentando variaciones importantes en función del lugar de nacimiento. Mientras que en los países de ingreso alto sobreviven la mayoría de los bebés nacidos a las 28 semanas de gestación o más adelante, en los países más pobres las tasas de supervivencia pueden llegar a ser de únicamente el 10%.
Evitar consecuencias mortales
La mayoría de los bebés prematuros se pueden salvar aplicando medidas factibles y costoeficaces, entre ellas la atención de calidad antes, durante y después del parto, la prevención y tratamiento de las infecciones más comunes, y el “método de la madre canguro”.
Dado que padecen falta de grasa corporal, muchos de ellos tienen problemas para regular su temperatura al nacer y, a menudo, necesitan asistencia médica para respirar. Las recomendaciones anteriores dirigidas a estos bebés aconsejaban separarlos de su cuidador principal durante la primera fase, a fin de estabilizarlos en una incubadora o en un calentador. Este proceso duraría, de promedio, entre tres y siete días. Sin embargo, ahora las investigaciones han demostrado que empezar a aplicar el método de la madre canguro justo después del parto salva muchas más vidas, reduce las infecciones y la hipotermia, y mejora la alimentación.
Si bien estas nuevas recomendaciones van especialmente dirigidas a los entornos más pobres, donde tal vez no haya acceso a equipos de alta tecnología o, ni siquiera a un suministro eléctrico fiable, también son válidas para los contextos de ingresos altos. En este sentido, estas directrices instan a replantear la forma de prestar los cuidados intensivos neonatales, a fin de garantizar que los padres y los recién nacidos puedan estar juntos en todo momento.
En las directrices se recomienda reiterada y encarecidamente la lactancia materna para mejorar los resultados de salud de los bebés prematuros y de bajo peso al nacer, ya que, según está demostrado con datos empíricos, reduce los riesgos de infección en comparación con la alimentación con preparados para lactantes. Cuando no se dispone de leche materna, la mejor alternativa es la leche humana de donantes, aunque en ausencia de bancos de leche donada se pueden utilizar «preparados para lactantes prematuros» enriquecidos.
Las directrices, que tienen en cuenta las observaciones formuladas por familias recogidas en más de 200 estudios, también abogan por reforzar el apoyo emocional y económico que se ofrece a los cuidadores. Las directrices afirman que para ayudar a las familias a cuidar del lactante se necesita una licencia parental, mientras que las políticas y derechos gubernamentales y normativos deben garantizar que las familias de los bebés prematuros y de bajo peso al nacer reciban suficiente apoyo económico y en el lugar de trabajo.
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