La pérdida de memoria suele ser uno de los motivos más frecuente de consulta médica, sobre todo en la población conformada por los adultos mayores. A muchas personas les da miedo empezar a perder memoria, ya que entienden que es la primera señal de aparición de Alzheimer o de algún otro tipo de demencia. Sin embargo, a todo el mundo le sucede antes o después y sin que exista relación directa con la demencia.
A medida que vamos envejeciendo, el cerebro se deteriora y le cuesta más aprender cosas nuevas, recordar algunos detalles o incluso puede empezar a tener pequeños lapsus. Aunque el hecho de que sea algo natural y que no esté asociado a alguna enfermedad grave, como el Alzheimer, no significa que no haya que preocuparse por la pérdida de memoria. Son numerosos estudios científicos los que han estudiado esto y han determinado algunos hábitos circunstancias que favorecen esto. A continuación los enumeramos.
Medicamentos y pérdida de memoria
Algunos medicamentos, como los antidepresivos o los ansiolíticos, pueden tener un efecto directo en las capacidades mentales. Es aconsejable leer el prospecto y también consultar con el profesional sanitario que te lo ha recetado, ya que, gracias a su asesoramiento, podrás descubrir si existe algún sustitutivo que sea adecuado y no incluya estas contraindicaciones.
Consumo de drogas
Está demostrado que hay pocas cosas que hagan tanto daño al cerebro como las drogas. Un consumo excesivo e irresponsable puede generar algunas alteraciones morfológicas permanentes en la estructura del cerebro. Además, hay que tener en cuenta que a todo aquel consumidor habitual, le llega ese momento en el que no habrá vuelta atrás, en el que no haya posibilidad de revertir todo el daño generado.
Depresión
La depresión es también una de las causas más frecuentes de pérdida de memoria. Quienes la padecen, experimentan una menor actividad en el lóbulo frontal, en la corteza parietal y temporal superior, la alteración del funcionamiento del centro de control emocional y de la amígdala cerebral.
Falta de sueño y pérdida de memoria
Entre los 40 y 50 años se suele iniciar la reducción de la cantidad y calidad del sueño. Esta es muy perjudicial para el rendimiento cognitivo y muy especialmente para la memoria. Cuanto menos y peor se duerme, menor es la capacidad del cerebro de formar recuerdos y retener aprendizajes.
Mala alimentación
Como cualquier otra parte del cuerpo, el cerebro necesita alimentarse de forma correcta, ya que de ello depende su correcto funcionamiento. Algunos estudios han determinado que la escasez de ciertas vitaminas y minerales como Omega 3, vitamina B, vitamina K, antioxidantes o el triptófano pueden generar deterioro coginitivo y pérdida de memoria.