Para muchos, la pandemia derivada del virus SARS-CoV-2 ha representado cambios en el estilo y calidad de vida, pérdidas económicas importantes, pero sobre todo un antes y después en términos de salud. Esta enfermedad, aunque aguda, llegó a enfatizar la importancia de los buenos hábitos de alimentación, realización de actividad física regular y el mantenimiento de un peso corporal sano, entre otros factores para reducir el riesgo de desarrollar un cuadro severo de infección por el SARS-CoV-2.¹
Por otra parte, el buen conocimiento del mecanismo fisiopatológico de este virus en el cuerpo fue un paso fundamental, puesto que a inicios de su diseminación en distintas regiones del mundo, no había certeza de su forma de contagio e invasión a las células. Además, tampoco eran claras las comorbilidades asociadas que complicaban la evolución de la enfermedad.² Tomando lo anterior en cuenta, tampoco se tenía claridad de cuál sería la relación entre la obesidad y COVID-19.
La obesidad y el sobrepeso, factores de riesgo
En epidemias anteriores como la influenza A(H1N1) y el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS) ya se había reportado un antecedente que relacionaba ciertas enfermedades previas como obesidad y diabetes con un peor pronóstico en el desarrollo de infección por COVID-19. Algunos de los estudios mostraron que la presencia de un punto de corte de IMC ≥35kg/m² condicionaba una mayor gravedad de la enfermedad.²
Entre los elementos que determinan que una persona afectada por la obesidad curse con mayor severidad se encuentran: la dificultad en el manejo del paciente, mayores probabilidades de intubación, canalización de las vías aéreas y el riesgo elevado de hipoventilación.²
A raíz de la pandemia se ha encontrado que los pacientes afectados por la obesidad, diabetes y/o hipertensión presentan casi 2 veces más probabilidades de desarrollar COVID-19 severo durante su hospitalización, a diferencia de pacientes sin dichas enfermedades.³
Conductas alimentarias en el confinamiento
A principios de 2021 se lanzó el protocolo de estudio CoV-Eat Project que busca analizar los comportamientos alimenticios durante el confinamiento, en población hispanohablante, así como para detectar los estresores que pudieron influir en la conducta alimentaria de las personas durante el confinamiento por COVID-19. 4
Durante dicho periodo, la dinámica familiar y los estilos de vida se modificaron de forma aguda, repercutiendo en el aumento de los trastornos de la salud mental, como la depresión, la ansiedad, el insomnio y los trastornos de la alimentación.
De igual manera, el impacto psicológico del confinamiento se muestra como un factor amplio, sustancial y duradero, relacionado con la nutrición, los hábitos de sueño y de ejercicio. Lo anterior se ha visto reflejado en más del 50% de la población hispana, siendo las mujeres de entre 18 y 34 años el grupo con mayor incidencia. 4
Por lo anterior, la situación de confinamiento se suma a los factores que han impactado significativamente en la relación obesidad y COVID-19.
Pandemia de obesidad, un problema de peso
De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2020 sobre COVID-19, la prevalencia de sobrepeso y obesidad ha incrementado en las últimas tres décadas, afectando a dos de cada tres adultos, 5 así como también se verían afectaciones ese mismo año en la población y se comenzaría a registrar el vínculo obesidad y COVID-19, a medida que aumentaban los casos positivos de la enfermedad viral.
En México, se ha documentado que, en las últimas dos décadas, algunas de las comorbilidades asociadas a la obesidad, contribuyen a un gran porcentaje de mortalidad, discapacidad y muerte prematura en la población. Debido a esto, en la actualidad se ve a la obesidad como factor decisivo para el desarrollo de otras enfermedades cardiovasculares, enfermedades crónicas y también como uno de los principales problemas de salud pública en el país. 5
Datos de la misma encuesta revelan que en los adultos, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en el periodo de 2012 a 2020, aumentó 3.9% en los hombres y 4% en las mujeres. Al comparar sólo obesidad, se observa que en los hombres hubo un incremento de 17.5% entre los años 2012 (26.8%) y 2020 (31.5%); mientras que en las mujeres el incremento fue de 7.2% en el periodo de 2012 (37.5%) a 2020 (40.2%). 5
La situación en el segmento infantil no es más alentadora, ya que los resultados en niñas y niños de 5 a 11 años de edad revelaron que la prevalencia de sobrepeso nacional fue de 19.6%, en niños fue de 17.7% y en niñas de 21.6%. La prevalencia de obesidad fue de 18.6% en los escolares; 21.5% en niños y 15.6% en niñas. 5
Las consideraciones anteriores sobre la prevalencia de este padecimiento indican que incluso los niños son parte de los grupos afectados que implica la obesidad y COVID-19:
“Los efectos de la obesidad pediátrica en la COVID-19 no han podido ser estudiados hasta el momento de forma adecuada y algunos de los datos se interpretan a partir de lo conocido en el adulto. No existen por el momento suficientes estudios publicados sobre este tema en este grupo de edad”. 6
Sin duda las cifras son alarmantes, pues una vez que se sabe de la serie de comorbilidades asociadas al sobrepeso y la obesidad, como lo es la COVID-19, resulta indispensable hacer un llamado para generar conciencia y atender de forma intensiva el problema. 5
En este sentido, la OMS ha propuesto 6 nuevos compromisos que incentivan objetivos de nutrición para 20257, mismos que se fueron desviando a partir de la crisis sanitaria, afectando nuevamente, el eje obesidad y COVID-19:
- Expandir las iniciativas que previenen y controlan el sobrepeso y la obesidad.
- Aumentar las actividades de entornos alimentarios que promuevan dietas seguras y sanas.
- Favorecer a países contra la desnutrición aguda.
- Incentivar y apoyar la lactancia materna de calidad.
- Reforzar los sistemas de datos nutricionales, en uso y capacidad.
Como se puede notar, la relación entre obesidad y COVID-19 es un tema que sigue aportando diversos datos a medida que se realizan más estudios, por lo que lo invitamos a mantenerse a la vanguardia en el tema.
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Fuentes:
- L. Ballena C, Cabrejos L, Dávila Y, Gonzales CG, Mejía GEM, Ramos V, Barboza JJ. Impacto del confinamiento por COVID-19 en la calidad de vida y salud mental [Internet]. REDIB. 2021 [citado 7 abril 2022]. Disponible en: https://redib.org/Record/oai_articulo3255073-impacto-del-confinamiento-por-covid-19-en-la-calidad-de-vida-y-salud-mental
- Rubio HMA, Bretón LI. Obesidad en tiempos de COVID-19. Un desafío de salud global. Endocrinología Diabetes y Nutrición. 2021;68:123-129.
- Kánter I. Magnitud del sobrepeso y obesidad en México: Un cambio de estrategia para su erradicación. Mirada Legislativa 2021;197:1-24.
- Almendra-Pegueros R, Baladia E, Ramírez-Contreras C, y cols. Conducta alimentaria durante el confinamiento por COVID-19 (CoV-Eat Project): protocolo de un estudio transversal en países de habla hispana. Rev Nutr Clin Metab. 2021;4(3):150-156.
- Shamah-Levy T, Romero-Martínez M, Barrientos-Gutiérrez T, Cuevas-Nasu L, Bautista-Arredondo S, Colchero MA, et al. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre COVID-19. Resultados nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública, 2021.
- Obesidad infantil en tiempos de covid-19 [Internet]. Revista Española Endocrinología Pediátrica. 2021 [citado 29 julio 2022]. Disponible en: https://www.endocrinologiapediatrica.org/modules.php?name=articulos&idarticulo=679&idlangart=EN#:~:text=Obesidad%20infantil%20e%20infecci%C3%B3n%20por%20COVID%2D19&text=En%20Nueva%20York%2C%20la%20obesidad,ni%C3%B1os%20y%20adolescentes%20(26).
- The food tech. La OMS solicitó más iniciativas contra la obesidad y mejores entornos alimentarios [Internet]. 2022 [citado 6 abril 2022]. Disponible en: https://thefoodtech.com/nutricion-y-salud/la-oms-solicito-mas-iniciativas-contra-la-obesidad-y-mejores-entornos-alimentarios/