- Ariane y Samantha Buck de Arizona han visto sus vidas trastocadas por una deuda médica de $50,000.
- Pero Ariane Buck todavía se sorprendió cuando su médico se negó a verlo porque le debía un saldo de menos de $100 al consultorio.
- Los Bucks se encuentran entre las decenas de millones de estadounidenses que tienen una deuda médica agobiante, según una investigación en curso de KHN y NPR.
Ariane y Samantha Buck de Arizona han visto sus vidas trastocadas por una deuda médica de $50,000.
Pero Ariane Buck todavía se sorprendió cuando su médico se negó a verlo porque le debía un saldo de menos de $100 al consultorio.
“Eso no está bien”, dijo Buck a Noam N. Levey de KHN. “Todo el mundo debería al menos poder acudir a un médico cuando se sienta enfermo”.
Levey habló sobre la situación de los Bucks con Mary Louise Kelly en “All Things Considered” de NPR el 22 de junio.
Los Bucks se encuentran entre las decenas de millones de estadounidenses que tienen una deuda médica agobiante, según una investigación en curso de KHN y NPR.
Después de que las facturas médicas rompieran el banco, esta familia se dirigió a México para recibir atención
La familia Fierro de Yuma, Arizona, tuvo una racha de mala suerte médica que comenzó en diciembre de 2020.
Fue entonces cuando Jesús Fierro Sr. ingresó en el hospital con una infección grave de covid-19. Pasó 18 días en el Centro Médico Regional de Yuma, donde perdió 60 libras. Llegó a casa débil y dependiente de un tanque de oxígeno.
Luego, en junio de 2021, su esposa, Claudia, se desmayó mientras esperaba una mesa en el Olive Garden local. Se sintió mareada un minuto y al siguiente estaba en una ambulancia camino al mismo centro médico. Le dijeron que sus niveles de magnesio eran bajos y la enviaron a casa en 24 horas.
La familia tiene seguro médico a través del trabajo de Jesús Sr. Pero no protegió a los Fierro de deber miles de dólares. Entonces, cuando su hijo Jesús Fierro Jr. se dislocó el hombro, los Fierro, que aún no habían pagado las facturas de su propia atención, optaron por no recibir atención médica en EE. UU. y se dirigieron al sur, a la frontera entre EE. UU. y México.
Los Fierro no se consideran “turistas de salud”
Jesús padre le preguntó a su hijo: “¿Podrás aguantar el dolor una hora?”. El adolescente respondió: “Sí”.
Padre e hijo hicieron el viaje de una hora a Mexicali, México, a la oficina del Dr. Alfredo Acosta.
Los Fierro no se consideran “turistas de salud”. Jesús Sr. cruza la frontera a Mexicali todos los días por su trabajo, y Mexicali es la ciudad natal de Claudia. Hace años que viajan al barrio conocido como La Chinesca para ver a Acosta, un médico general que trata el asma de su hijo menor, Fernando, de 15 años.
El tratamiento para el hombro dislocado de Jesús Jr. fue la primera vez que habían buscado atención de emergencia del médico. El precio era correcto y el tratamiento efectivo.
Una visita a una sala de emergencias de EE. UU. probablemente habría implicado una tarifa de instalación, radiografías costosas y quizás la evaluación de un especialista en ortopedia, lo que habría generado miles de dólares en facturas.
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