El estado de Texas es indudablemente uno de los más conservadores dentro de la Unión Americana, pese a ello, el aborto (tanto quirúrgico como farmacológico) dentro de dicha entidad es legal; sin embargo, las recientes simplificaciones impuestas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) al aborto farmacológico han generado que muchas mujeres opten por la solución “hágalo usted mismo”, con México como gran facilitador.
Hasta antes de marzo pasado, cualquier mujer que deseara practicarse un aborto, ya fuera quirúrgico o farmacológico, debía recibir invariablemente la asistencia de un médico certificado en un centro de salud; situación que cambió radicalmente a partir del mes de marzo, cuando la FDA realizó algunos ajustes a la reglamentación para obtener un aborto farmacológico, ajustes que reducen la participación de los médicos y facilitan el realizarse un aborto en casa, punto donde entran los fármacos obtenidos del otro lado de la frontera.
De acuerdo con personal del centro clínico Whole Woman’s Health, desde que dicha reglamentación fue puesta en vigor los abortos farmacológicos se han disparado entre las mujeres que buscan terminar su embarazo.
El verdadero problema en torno a las modificaciones realizadas por la FDA radica en que, a raíz de las mismas, muchas mujeres han optado por practicarse el aborto ellas mismas, motivo por el cual las farmacias de Nuevo Progreso, Tamaulipas se han visto repentinamente repletas de ciudadanas estadounidenses que acuden a abastecerse de misoprostol, uno de los dos fármacos utilizados regularmente en los abortos farmacológicos, y que en México se puede obtener sin receta médica, pues es utilizado como auxiliar en el tratamiento de úlceras gástricas.
Por si fuera poco, al riesgo inherente de adquirir y consumir fármacos sin el debido consentimiento médico, debe sumarse el riesgo de ingerir medicamentos basados en el consejo de “amigas que han pasado por la misma situación” como sucede en la mayoría de los casos de mujeres que acuden a Nuevo Progreso para adquirir el fármaco.
Ciertamente el aborto es (o debería ser) un derecho de cada mujer; sin embargo, siempre debería de realizarse con la debida supervisión médica, especialmente cuando su práctica se encuentra respaldada por la ley, pues de lo contrario se corren muchos riesgos que pueden hacer mella en la salud de las pacientes.