Son varios los factores que suelen afectar al estado de salud de una persona. Algunos son la edad o su genética, algo que no depende de la persona, aunque la adopción de hábitos saludables pueden alejar a las personas de enfermedades crónicas. El glaucoma es una de esas enfermedades que puede derivar en complicaciones, sobre todo si progresa hasta la ceguera.
En México, hasta el año 2021, más de 2 millones 200 mil personas tienen alguna deficiencia visual, de los cuales, la primera que puede llegar a desarrollar ceguera irreversible es el glaucoma. Este puede no presentar síntomas en etapas tempranas, generalmente hasta que hay un daño del 50% o más en el nervio ocular; su progresión afecta el campo de la visión, a lo que los pacientes refieren como ver a través de un tubo cuyo diámetro se hace cada vez más pequeño, hasta conducir a la ceguera.
El glaucoma es una enfermedad progresiva
El glaucoma es una enfermedad progresiva e irreversible que daña el nervio óptico gradualmente con el paso de los años. Este daño, por lo general, ocurre por el aumento de la presión intraocular y esto es la presión del líquido que se encuentra dentro de los ojos. Por ello, la importancia de acudir al oftalmólogo de manera periódica, al menos, una vez al año para detectarlo y tratarlo oportunamente.
Según datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial existen más de 2 mil millones de individuos con algún padecimiento de la visión y casi el 50% de estas personas habrían prevenido su enfermedad si hubieran tenido un diagnóstico oportuno. La mayoría de las personas una alteración visual tienen más de 50 años.
Personas con mayor riesgo de desarrollar glaucoma
Los expertos médicos han expresado que los grupos de personas con las siguientes características que enumeramos son los más propensos a padecerlo:
- Personas mayores de 40 años.
- Tener parientes con glaucoma.
- Individuos de ascendencia asiática, hispana o africana.
- Padecer presión ocular alta.
- Haber sufrido de una lesión en el ojo.
- Padecer miopía o hipermetropía.
- Personas que se administren, de forma prolongada, el uso de esteroides.
- Personas con estrechamiento en el nervio óptico.
- Personas que tienen córneas delgadas en el centro.
- Personas con diabetes, presión alta, migrañas y mala circulación de la sangre.