La competencia es un constructo complejo, multifacético, multivariado, multidimensional y a menudo en relación con una situación multidisciplinaria, en particular en el campo de la medicina familiar. A este concepto se ha incorporado el término “profesional” definiéndola como “el uso habitual y juicioso de la comunicación, el conocimiento, las habilidades técnicas, razonamiento clínico, emociones, valores y reflexión en la práctica diaria para el beneficio del individuo y de la comunidad a la que sirve”.
En medicina familiar, la competencia se construye en habilidades básicas clínicas, conocimientos científicos y el desarrollo moral. Incluye una función cognitiva que consiste en adquirir y utilizar el conocimiento para resolver problemas de la vida real; una función integradora, utilizando datos biomédicos y psicosociales en el razonamiento clínico; una función relacional que incluye la comunicación efectiva tanto con los pacientes como con los colegas; y una función afectiva-moral que incluye la voluntad, la paciencia y la inteligencia emocional para aplicar estas habilidades con prudencia y humanidad.
Las competencias de la medicina familiar se basan en el razonamiento clínico
Con base en estas consideraciones y los principios de la medicina familiar (atención médica integral, enfoque de riesgo y continuidad de la atención), definimos la competencia profesional clínica del especialista en medicina familiar como: el conjunto de conocimiento, habilidades, actitudes y valores que, basados en el razonamiento clínico, juicio crítico acertado y de conformidad con el estado actual del avance científico, el médico familiar aplica para tener un desempeño profesional eficiente en la solución de los problemas de salud individuales y colectivos de la sociedad, en un contexto específico.
Esto lleva implícito un aspecto de dinamismo, que está constituido por dos elementos fundamentales: el contexto y la selectividad. El contexto se refiere al escenario clínico en el cual se desarrolla la competencia; la selectividad se refiere a la capacidad de priorizar la dimensión biológica, psicológica o social de los problemas de salud.
El principal fundamento es el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018
La educación basada en competencias en los profesionales de la salud se ha constituido en un enfoque de gran relevancia en el ámbito de los posgrados en Canadá, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos y en muchos otros países. Los marcos de referencia o áreas de competencia, que se han desarrollado a nivel nacional e internacional han sido bien recibidos y, en muchas ocasiones, los gobiernos los han considerado obligatorios.
Con fundamento en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, que considera necesaria la aplicación de estrategias para mejorar la calidad en la formación de Recursos Humanos en el ámbito; el Plan de Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); así como el Plan de Desarrollo de la Facultad de Medicina, en la División de Estudios de Posgrado (DEP), se estableció el objetivo de modernizar y optimizar los programas de especialidades, su método de enseñanza y evaluación, basados en competencias para mejorar las destrezas médico quirúrgicas, así como la calidad de la educación y la atención médica.