El manejo adecuado de los desechos sanitarios se basa en tres principios básicos: la reducción de los residuos innecesarios, la separación entre residuos ordinarios y peligrosos, y el tratamiento de los residuos con el fin de reducir los riesgos para los trabajadores sanitarios y la comunidad.
De todos los desechos generados por las actividades sanitarias, aproximadamente un 80% corresponde a desechos comunes, semejantes a los residuos domésticos. El restante 20% se considera material peligroso que puede ser infeccioso, tóxico o radioactivo. Los desechos biomédicos contienen microorganismos que pueden ser dañinos e infectar a pacientes del hospital, al personal sanitario y a la población en general. También hay otros posibles riesgos infecciosos, como la liberación al medio y la propagación de microorganismos farmacorresistentes desde los establecimientos sanitarios.[1]
Se debe diferenciar claramente entre dos conceptos similares que son los desechos clínicos como aquellos que proceden de la atención médica suministrada en hospitales u otros establecimientos de atención a la salud. Y los desechos médicos aquellos generados en el diagnóstico, tratamiento o inmunización de seres humanos o animales, en la investigación relativa a esos procedimientos o en la producción o pruebas de productos biológicos.
La exposición a desechos peligrosos induce a enfermedades o daños. La naturaleza peligrosa de estos desechos puede deberse a: que contienen agentes infecciosos que sean genotóxicos, pueden contener sustancias químicas peligrosas tóxicas o productos farmacéuticos, pueden ser radioactivos y/o contener objetos afilados.
Existe tres tipos de residuos que van en contenedores de acuerdo a su clase establecida en la normativa vigente:
Clase A: residuos biocontaminados y especiales, se incluyen dentro de esta clase los residuos punzocortantes. Se trasladan a la planta de tratamiento y posteriormente al relleno sanitario autorizado por parte de una EPS-RS.
Clase B: residuos comunes. La municipalidad del sector es responsable de su traslado.
Clase C: residuos reciclables. El área de Servicios Generales realiza el registro y monitoreo de las cantidades que reingresarán a la industria para evitar la tala innecesaria y el ahorro en litros de agua, petróleo, electricidad, espacio de vertedero, toneladas métricas de CO2.
Es recomendable que los desechos médicos sólidos sean colectados y almacenados de manera separada del resto de la basura. Tomando esto en consideración, se puede reducir el volumen de basura que es recolectada, almacenada e incinerada reduciendo así los costos. La salud ambiental y el manejo experto de los desechos deben de ser incluidos en el equipo del control de infecciones. Esto puede incrementar la efectividad y habilidad del equipo de control de infecciones en el manejo de los desechos médicos sólidos y que no terminen en el basurero municipal.
Para Colombia en tiempos de pandemia entró a regir el decreto 465 de 2020 estableciendo un régimen especial y transitorio de licenciamiento ambiental para los gestores de residuos peligrosos. Ya que en nuestro país sólo existen 26 instalaciones licenciadas para el tratamiento y disposición final de residuos peligrosos con riesgo biológico o infeccioso -los denominados residuos hospitalarios-.[2]
[1] (OMS, 2017)
[2] (Rojas, 2020)
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