Las largas jornadas laborales que cumple el personal de salud, provocan que pasen más tiempo en su lugar de trabajo que en casa. Esto, ocasiona, en algunos casos, que los alimentos rápidos y procesados estén dentro de las alternativas más cercanas, pues los toman en la cafetería o restaurantes cercanos, opciones que no son las más saludables y pueden afectar el rendimiento laboral.
Una alimentación inadecuada, unida a la tendencia de sedentarismo ocasionada por las largas jornadas laborales, tienen como consecuencia la pérdida de eficacia en la práctica de sus actividades, debido a que su salud se ve impactada y se debilita.
Teniendo en cuenta que la alimentación es uno de los aspectos más importantes para mantenerse saludables, se deben seguir algunos consejos para alimentarse mejor a pesar de las largas jornadas laborales.
La alimentación debe ser equilibrada, completa y adecuada.
Equilibrada en cuanto a calorías y nutrientes, concordantes con la actividad y de acuerdo con la condición de la persona. Completa, con relación a todos los grupos de alimentos. Adecuada y suficiente, en relación con la calidad y cantidad de comida. (Teruel, 2011)
El desayuno. Lo ideal es iniciar el día con un buen desayuno. El desayuno es la primera comida y la más importante del día, ya que, no sólo rompe el ayuno de varias horas, sino que también le suministra energía al cerebro para trabajar de manera eficiente, evitando estados de ansiedad y estrés, evita la pérdida de masa muscular y ósea. Siempre se debe sacar el tiempo para desayunar en casa, de no ser posible, se recomienda prepararlo y llevarlo a la oficina.
El almuerzo. Lo ideal es que sea preparado en casa, esto asegura que tenga ingredientes de buena calidad y sean preparados de manera adecuada.
Las meriendas. Al igual que el desayuno y el almuerzo, lo mejor es llevarlas de casa. Prepararlas con anticipación: frutas, verduras crudas, frutos secos, jugos, batidos, yogurt sin dulce, de esta forma aseguras que la media mañana y media tarde sean saludables; ya sabes que comer entre horas incrementa la energía y mantiene un correcto flujo sanguíneo.
La cena. De igual forma, si no puede tomarse en casa, lo más aconsejable es que sea preparada en casa. Preferiblemente ensalada y proteína, mantendrán tu energía y vitalidad.
Hidratación. Junto con una buena alimentación, tomar agua con frecuencia contribuye a estar saludable. La hidratación influye en la buena salud del cerebro, mejora la concentración y ayuda al buen desempeño de las funciones. Controla la ansiedad y de esta manera se evita consumir antojos, por lo tanto, ayuda a bajar de peso.
En todo momento se debe evitar el consumo de grasas y azúcares que, como ya se sabe, son perjudiciales para la salud y contribuyen al aumento del tejido adiposo y en consecuencia al aumento de peso.
Estas recomendaciones no son sólo para la vida laboral, si se aplican en la vida diaria serán de mucho beneficio para mantenerse saludable. Las buenas prácticas y los hábitos saludables deben ser multiplicados, invita a tus compañeros de trabajo, tu ejemplo será el mejor motivador.
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