Durante los fines de semana se disfruta de horarios más relajados, se duerme más, se descansa. Durante el fin de semana cambian los horarios de las comidas, las cantidades y los tipos de alimentos que se consumen. El “jet lag alimentario” o irregularidad de horarios en las comidas durante los fines de semana, está relacionado con un aumento del índice de masa corporal (IMC), cuya consecuencia inminente es un mayor riesgo de padecer obesidad.
Aunque puede parecer que no afecta demasiado al organismo, varios estudios apuntan lo contrario, revelando que este desfase horario puede hacer ganar varios kilos en un semestre.
Las investigaciones sugieren que un umbral de desfase horario en la alimentación de 3,5 horas es suficiente como para aumentar el IMC de manera significativa. También, sugiere que, a largo plazo, la reducción de la variabilidad entre los horarios de las comidas los fines de semana y los días de semana, podría incluirse como parte de las pautas de horarios de las comidas para la prevención de la obesidad entre la población en general1.
Es así como surge el concepto de crononutrición, que estudia el efecto de la alimentación sobre el sistema circadiano. Es decir, estudia cómo la mecánica de la ingesta impacta sobre la secreción de hormonas relacionadas con el hambre, la saciedad, la vigilia, el sueño, la tolerancia a la glucosa y las repercusiones de estos efectos.
Durante las investigaciones, se propusieron estudiar un marcador de la variabilidad del horario de las comidas los fines de semana frente a los días de la semana, denominado “desfase horario de alimentación” que podría asociarse con el incremento del IMC1.
Los investigadores sugirieron que comer tarde puede influir en el éxito de una terapia para adelgazar. Por lo que se debe tener en cuenta el momento de la ingesta de alimentos.
Los estudios revelaron que cuanto mayor es el desfase entre la semana y el fin de semana, mayor es el IMC. También, se pudo comprobar un aumento del riesgo de sufrir alteraciones del control glucémico y presión arterial alta; además también se asocia a una circunferencia de cintura superior a la media.
Lo que ocurre básicamente, es que nuestro cuerpo se desorienta al modificar y desfasar los horarios de las comidas. Si modificamos nuestra rutina alimentaria, al cuerpo le cuesta más de lo habitual el digerir los alimentos, gestionar los nutrientes, dosificar la respuesta a la insulina y muchas otras consecuencias poco saludables.
Lo ideal es mantener una estabilidad tanto de horarios en las comidas como de calorías consumidas y la duración del ayuno nocturno. De esta forma, estamos protegiendo la salud y reduciendo el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares, diabetes de tipo 2, obesidad abdominal e hipertensión arterial2.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- Zerón-Rugerio MF, Hernáez Á, Porras-Loaiza AP, Cambras T, Izquierdo-Pulido M. Eating jet lag: A marker of the variability in meal timing and its association with body mass index. Nutrients. 2019;11(12):2980.
Infobae. Qué es el “jet lag alimentario” y por qué puede hacernos engordar hasta 4 kilos en 6 meses [Internet]. infobae. 2021 [citado 23 de octubre de 2021]. Disponible en: https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2021/10/14/que-es-el-jet-lag-alimentario-y-por-que-puede-hacernos-engordar-hasta-4-kilos-en-6-meses/