Muchas personas confían en el caldo de pollo cuando están enfermas, no solo por su agradable sabor, sino también por sus cualidades calmantes y curativas. Pero, ¿el caldo de pollo realmente te ayuda si estás enfermo?
¿El caldo de pollo realmente te ayuda si estás enfermo?
Con la ayuda de la nutricionista descubrimos que el ya clásico caldo de pollo brinda más, que lo que han dicho nuestras abuelitas por generaciones, para aliviar la enfermedad.
Es mejor prevenir que curar
Puede valer la pena darse una dosis de caldo de pollo como medida preventiva antes de que aparezca la primera punzada de un resfriado. Un informe de 1998 de Coping with Allergies and Asthma encontró que el caldo puede mejorar la función de los cilios (los diminutos vellos de la nariz) que evitan que los contagios entren en el cuerpo.
Beneficio adicional para apoyar la inmunidad
Otros ingredientes clave en una sopa de pollo incluyen cebollas, ajo y vegetales adicionales que agregan sabor y una dosis saludable de fitonutrientes, vitales para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. También pueden ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo, lo que a su vez puede ayudar a aliviar los síntomas de un molesto resfriado.
Calorías saludables
A la primera señal de enfermedad, tu cuerpo trabajará horas extras para combatir la infección, y esto requiere energía. A menudo no tenemos ganas de comer mucho cuando estamos mal, pero aquí es donde el viejo dicho “alimentar al resfriado” suena cierto. El caldo de pollo es una gran fuente de calorías saludables y fáciles de digerir, con montones de beneficios nutricionales adicionales.
Protege el tracto digestivo
Mantener nuestro sistema digestivo saludable es especialmente importante cuando estamos enfermos para que nuestros cuerpos puedan absorber todas las vitaminas y minerales que combaten las infecciones que necesita de los alimentos que comemos. La glucosamina es uno de los componentes principales de nuestro sistema digestivo y se libera de los huesos cuando se cocinan. A medida que el caldo se enfríe, una capa de gelatina se congelará en la superficie. Esta combinación de gelatina y glucosamina puede ayudar a proteger y sanar el revestimiento del tracto digestivo.
Reducir los síntomas
El pollo es especialmente rico en un compuesto llamado carnosina, y es esto lo que los estudios sugieren que ayuda a reducir la sensación de congestión y congestión en la nariz y la garganta. Se cree que la carnosina minimiza la inflamación en el tracto respiratorio superior al detener la migración de glóbulos blancos.
El beneficio solo dura mientras el caldo permanezca en el cuerpo, ¡así que asegúrate de preparar una gran cantidad!
Efectos antiinflamatorios
Cuando se cocinan huesos con tejido articular (como cuellos, nudillos, costillas o restos de la carcasa de un pollo). El tejido articular se cocina y se disuelve en el caldo. La gelatina, la glucosamina y la condroitina contenidas en el caldo se liberan en él, son absorbidas por nuestro cuerpo y se utilizan para reparar y reconstruir nuestro propio tejido conectivo mientras reducen la inflamación, ayudando a recuperarte más rápido después de una enfermedad.
El factor nostalgia
Si bien la evidencia se acumula a favor del caldo de pollo es el mejor remedio para el resfriado, no subestimes el poder del placebo. Si tu mamá o tu abuelita te arropaba con un tazón de caldo hirviendo y te prometía que te haría sentir mejor, estas asociaciones probablemente todavía influyen en cómo te sientes hoy.
El efecto placebo es un fenómeno bien documentado, relacionado con el poder de la mente sobre el cuerpo: si esperamos mejorar como resultado de un tónico medicinal o natural, a menudo sentiremos que estamos mejorando.
¿El mensaje? ¡Piensa en positivo y come!
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