Este nuevo estudio demuestra por primera vez que la administración regular de dosis bajas de LSD reduce los síntomas de ansiedad en ratones. Pero si bien el uso de psicodélicos con fines terapéuticos está de moda. La evidencia científica que respalda su eficacia y explica su modo de acción en el tratamiento de los trastornos de salud mental aún es muy escasa.
El nuevo estudio demuestra por primera vez que dosis bajas de LSD reduce los síntomas de ansiedad
Si bien los estudios preliminares sugieren que la microdosificación asistida por psicoterapia fue eficaz para aliviar la ansiedad. Así como los síntomas depresivos en personas con problemas psiquiátricos o neurológicos graves, los mecanismos biológicos subyacentes a estos efectos no estaban claros hasta la fecha.
El nuevo estudio demuestra por primera vez que la administración regular de dosis bajas de LSD (dietilamida del ácido lisérgico). Reduce los síntomas de ansiedad en ratones a través de mecanismos neurobiológicos que son similares a algunas clases de antidepresivos y ansiolíticos comúnmente recetados. Como; inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Los ISRS son más conocidos por sus nombres comerciales: Prozac, Zoloft, Celexa, Cipralex, etc.
“Nuestra falta de conocimiento de los procesos biológicos asociados con las drogas psicodélicas dificulta el desarrollo de nuevos tratamientos potenciales”. Dice Gabriella Gobbi, científica principal. “Comprender los mecanismos de acción y la eficacia de los psicodélicos nos permitirá desarrollar una indicación más precisa de las drogas alucinógenas para enfermedades psiquiátricas y neurológicas”, dice.
LSD Y SEROTONINA
El estudio, que aparece en la revista Neuropsychopharmacology, se realizó en colaboración con investigadores en psiquiatría de la Universidad McGill. Así como investigadores en neurociencia en la Universidad Vita Salute San Raffaele y en Ciencias Farmacéuticas y Farmacológicas en la Universidad de Padua, Italia.
Según los resultados del estudio, el uso de LSD aumenta la transmisión nerviosa de la serotonina, también llamada 5-hidroxitriptamina (5-HT). La serotonina es un neurotransmisor que juega un papel esencial en el estado de bienestar. Se ha demostrado que períodos prolongados de estrés provocan una disminución de la actividad de las neuronas que transmiten la serotonina (neuronas 5-HT).
Al igual que los antidepresivos ISRS, se cree que el LSD desensibiliza los receptores. Lo que disminuye la actividad eléctrica de la serotonina en estas neuronas, estimulándolas así para que liberen más serotonina.
El estudio de Gobbi también encontró que las dosis bajas de LSD promovieron la formación de nuevas espinas dendríticas en roedores. Estas espinas son las ramas de las neuronas que se encargan de transmitir la señal eléctrica al cuerpo de las células nerviosas.
“Hemos demostrado que el LSD puede reconstruir estas ramas que están ‘desmanteladas’ debido al estrés. Este es un signo de plasticidad cerebral”, explica Danilo De Gregorio, primer autor del estudio. El equipo de investigación evaluó la administración de dosis bajas de LSD durante un período de siete días en un grupo de modelos de ratones sometidos a condiciones de estrés crónico. Las dosis repetidas mostraron resultados óptimos en la disminución de comportamientos similares a la ansiedad causados por el estrés.
NUEVAS OPCIONES PARA LA SALUD MENTAL
Se necesitan más estudios para demostrar la eficacia del fármaco para los trastornos depresivos y de ansiedad en humanos y los mecanismos de acción inherentes. Otro estudio de Gobbi, publicado en 2016, ya había demostrado que las dosis bajas de LSD afectaban solo a la transmisión nerviosa de la serotonina, mientras que las dosis más altas afectaban al sistema de la dopamina, provocando los efectos psicóticos.
Sin embargo, no ha habido grandes avances en la atención psiquiátrica en la última década. Por lo que es fundamental desarrollar nuevas alternativas terapéuticas, ya que para una proporción de personas con problemas graves de salud mental, los tratamientos actuales no están funcionando.
El LSD, la psilocibina, la ayahuasca y la MDMA se encuentran entre los medicamentos que se están desarrollando para tratar diversos trastornos psiquiátricos como la ansiedad, la depresión, el trastorno de estrés postraumático y la adicción, así como ciertas enfermedades neurodegenerativas.
Pero aún queda un largo camino por recorrer, dice Gobbi.
“El interés por el LSD se deriva de su capacidad para influir en los niveles de serotonina y producir sentimientos de felicidad, confianza y empatía, así como la mejora del comportamiento social. Sin embargo, se necesitan más estudios para identificar usos terapéuticos seguros y efectivos, ya que los psicodélicos pueden causar psicosis y efectos neurotóxicos”, dice Gobbi, quien advierte al público sobre los peligros de automedicarse con drogas ilegales.
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