No es un tema menor ni tampoco nuevo, pero casi no se habla de él. Lo cierto es que los médicos ya no son como antaño. Y no hablamos de conocimiento médico, sino de cultura general. Al respecto, el reconocido cardiólogo e internista por el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez (INCICh), Sergio Arnulfo Trevethan Cravioto, expresa:
“Las actuales generaciones de cardiólogos no perciben la cultura y la belleza; el maestro Ignacio Chávez nos inculcó que ‘el médico que solo sabe medicina ni medicina sabe’, es el hombre quien tiene que rodearse también de otro tipo de conocimientos, especialmente el conocimiento culto, hoy los jóvenes médicos parecen estar más interesados en el fútbol y tecnología que en el conocimiento; de hecho, en el instituto estamos muy preocupados por esta situación generacional”.
Para tratar de combatir esta tendencia, los médicos del INCICh se reúnen desde hace muchos años de manera semanal -desde la pandemia lo hacen virtualmente- para hablar de muchos temas, que van desde música, hasta pintura, pasando por cine y libros, entre otros.
Todos somos testigos de este cambio generacional, el cual no ha sido para bien, pues si algo distinguía a los galenos de antaño era su conocimiento de cultura general y gusto por las bellas artes, como consta en los cientos de ediciones de revistas médicas de corte cultural que todos vimos en los consultorios durante décadas.
Pero hoy, por desgracia, los médicos más jóvenes están más preocupados por sus dispositivos, pantallas, redes sociales y, peor, videojuegos. Así como lo lee. ¿En este caso sí aplica la máxima de que todo tiempo pasado fue mejor?
Los frescos de Diego Rivera
Por cierto, el doctor Trevethan recientemente presentó su libro “Los frescos de Diego Rivera”, el cual aborda, de una manera amena y detallada, las pinturas del muralista mexicano que adornan el INCCh.
El reconocido galeno conoció estas pinturas desde que era un adolescente de secundaria, cuando acompañaba a su padre, Serafín Trevethan Cortázar, a sus consultas que le daban como paciente en el INCICh, que en ese entonces se encontraba en la esquina de Avenida Cuauhtémoc y doctor Jiménez, allá en la Colonia Doctores.
Trevethan ingresó al INCCh como residente en 1967 aproximadamente y, desde entonces, “ha sido mi casa, entonces los murales desde esa fecha los veo a diario en el transcurso de todos los años, de ahí nació mi gusto y mi querencia por los murales y después tuve la fortuna de haber sido favorecido con la amistad del doctor Ignacio Chávez Rivera, quien también fue director del instituto”.
La amistad del doctor Trevethan con la familia Chávez le ha dado un cúmulo de vivencias y gratos recuerdos que hoy se han convertido en anécdotas del libro recientemente publicado, “Los Frescos de Diego Rivera”, del cual hubo una primera impresión de 1,000 ejemplares patrocinados por Laboratorios Armstrong.
El libro se terminó hace un par de años, poco antes del inicio de la pandemia en México, pero la publicación se detuvo, tanto por el confinamiento por la crisis sanitaria, como porque el doctor Trevethan no había encontrado un patrocinador de la obra. “No había encontrado el patrocinio para que el libro viera la luz hasta que los Laboratorios Armstrong, que siempre están muy pendientes de proporcionar cultura a los médicos con los cuales colabora, se interesaron en este libro, decidieron pagar la edición e impresión y así fue cómo vio la luz este libro sobre los murales del instituto”.
Hay dos aspectos muy importantes que resalta la obra de Trevethan: uno fue el que el doctor Ignacio Chávez haya encargado a Diego Rivera la creación de estos murales, lo cual cristaliza en un hecho muy trascendente, como que es uno de los muy pocos murales que fueron pintados en México sin motivos políticos.
“Es un mural de ciencia, no hay nada más que ciencia, y aun cuando hay 1,000 detallitos en estos murales, no hemos encontrado ninguno que tenga una trascendencia política, que era lo que casi todos los muralistas tanto Orozco como Siqueiros, como Morado o el propio Diego. La trascendencia que tienen estos frescos en ciencia es que las personas que se dediquen a la medicina, y sobre todo a la cardiología, puedan ver que sí hemos avanzado tanto en el conocimiento de esto es gracias a que estamos parados sobre los hombros de todos estos personajes que están en los murales, quienes hicieron posible el conocimiento de lo que es la ciencia cardiológica hoy en día”, relata.
Los frescos de Rivera, cabe decir, son dos grandes cuadros de siete metros de altura por 4.60 de ancho, que no son propiamente murales, sino frescos pintados sobre un bastidor que usa la técnica del fresco, que es una pintura antiquísima en nuestro país. En suma, son murales móviles, que es algo poco visto en nuestro país.
El libro relata qué es lo que hicieron cada una de estas figuras para el avance del conocimiento médico, pero aparte el libro lo condimenta con interesantes anécdotas. Actualmente el libro se está obsequiando, porque ese fue el acuerdo con Armstrong, que el libro sería una aportación cultural y que no se obtendrían beneficios económicos. Enhorabuena.
Estetoscopio
Seguimos esperando que el gobierno mexicano apruebe la vacuna anti Covid para menores de 12 años y que así se pueda empezar a inmunizar a este grupo etario, tan maltratado por la actual administración lopezobradorista.
