La emergencia sanitaria se mantiene y todavía no hay una fecha en la que pueda concluir. Con base en la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya suman 346 millones de casos. Pero aunque la mayoría logran superar esta enfermedad, uno de los riesgos es el desarrollo de molestias. En ese tenor, ahora se identificó a la parosmia como una nueva secuela que deja la Covid-19. Aunque parece algo menor en realidad puede causar graves consecuencias en el estilo de vida.
Para empezar, desde el comienzo de la pandemia se alertó de un síntoma en particular. Se trata de la anosmia y al menos en los primeros casos fue un rasgo bastante distintivo. Hasta la fecha no se ha logrado determinar el motivo por el que algunas personas desarrollan esta característica y otras no. Se sospecha que podría tener relación con la genética pero todavía faltan realizar más investigaciones.
De la anosmia a la parosmia
En ese sentido, la pérdida de olfato fue una de las señales con las que se logró diferenciar casos de esta nueva infección con otras de influenza. Aunque conforme ha transcurrido el tiempo ha dejado de ser una característica en los pacientes.
Aunque ahora se ha dado a conocer otra molestia que desarrollan algunos de los supervivientes. En este caso la parosmia se ha descrito como una nueva secuela de la Covid-19.
¿En qué consiste?
Se trata de una distorsión de los olores. Aunque las personas sí pueden oler, ahora lo hacen de una manera distinta y aspectos cotidianos de la vida les pueden parecer repugnantes o desagradables.
De acuerdo con un trabajo de la Universidad de East Anglia en Reino Unido, esta señal suele ser más habitual en niños y adolescentes, aunque también se tienen identificados casos en adultos.
Ahora bien, la parosmia es una secuela de la Covid-19 bastante peligrosa porque puede generar trastornos alimenticios. Si una persona tiene una distorsión en su olfato puede evitar consumir algunos productos y al final eso genera afectaciones en el estilo de vida.
Por otra parte, lo que no se ha podido determinar es la duración de esta molestia. Se ha identificado que en algunos casos desaparece algunas semanas posteriores al contagio. Mientras que en otros persiste durante meses.
Por lo anterior, se ha llegado a sospechar que al igual que otras molestias, la parosmia podría ser una secuela de la Covid-19 que dure toda la vida. Aunque de momento es muy aventurado ofrecer una respuesta definitiva. Todavía se requiere de más investigaciones y el seguimiento a largo plazo de los pacientes.